Opinión

Algo más sobre la segunda enmienda

Algo más sobre la segunda enmienda

Consumado el hecho que llenó de luto a ela educada y apacible comunidad de Newtown, Connecticut. Ahora que los vientos del espanto están por ser controlados, luego de su secuela mortal. Con la cabeza fría y las emociones en receso, es conveniente analizar a profundad, sin prejuicios alegres, lo sucedido en la escuela primaria Sandy Hook, en tanto el asesinato en masa es un problema que ha provocado mucho pesar a los estadounidenses, a través del tiempo.

Y es que hay que entender, desde hoy y para siempre, que la segunda enmienda y el incuestionablemente ineficaz sistema de educación básica en muchos Estados de la Unión es una combinación letal. La relación existente entre el nivel académico y el índice de muerte por Estado, desborda lo evidente. Vermont, el décimo cuarto Estado en adherirse a la Unión, ocupa el primer lugar en Educación; y por cada 100 mil habitantes, la menor cantidad de muertes en incidentes violentos.

Mientras en Minnesota, trigésimo segundo estado en agregarse a la conformación territorial, el sistema educativo es el sexto y el índice de muertes violentas en su demarcación ocupa el quinto lugar, según reporte de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y de Statemaster, una página en la Internet de la firma independiente Rapid Intellingence que se ocupa de buscar y comparar los datos de las fuentes de información más confiables.

De ahí que, inexplicablemente, estados catalogados de violentos, como Mississippi y Louisiana, en la escala de Educación estén posicionados en cuadragésimo quinto y cuadragésimo noveno, respectivamente, mientras ocupan los dos últimos grados en violencia. Esta paradoja es preocupante, y convoca a una profunda reflexión, por cuanto es insólito que el Estado con el segundo mejor sistema pedagógico fuera el escenario del genocidio del viernes 15.

Abrigo la esperanza de que al negocio de la venta de armas se le ponga estricto control, y que Barack Obama cumpla su promesa de invertir más en educación, ya que es obvia la relación directa entre la violencia y los bajos índices educativos. ¡Amén!

 

El Nacional

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