Opinión

Amenaza haitiana

Amenaza haitiana

Hugo A. Ysalguez

En un reportaje de este diario titulado “Cuenten los haitianos antes de que sea demasiado tarde”, se destaca el aumento incontrolable de la población haitiana ilegal, muy notoria en todas las actividades cotidianas de nuestro país, desplazando a los dominicanos de la economía informal y de otros puestos de trabajo, en violación de la ley que establece un porcentaje de la mano de obra extranjera para proteger a la criolla, situación que eleva el índice de desempleo y duplica los cinturones de pobreza.

Los haitianos ilegales inundan los distintos puntos geográficos del país, hasta el extremo de que ocupan comunidades enteras, disminuyendo el control de nuestro territorio, y por vía de consecuencia, lesionando la soberanía nacional, ante la indiferencia pasmosa de nuestras autoridades y la tozudez de no aplicar las leyes migratorias vigentes, que se han convertidos en letras muertas.

La crónica de este vespertino, es un llamado de alerta ante el peligro de la invasión ilegal de los habitantes del país vecino, pues cuando se vayan a tomar algunas medidas para deportar a los ilegales, podría ser demasiado tarde, toda vez que la cantidad de indocumentados se rebelarían en grupos organizados, difícil de controlar por las Fuerzas Armadas, que en sus filas tiene más de un 15 por ciento de miembros de nacionalidad haitiana.

En los desfiles militares que se celebran cada año, con motivo de un nuevo aniversario de la independencia de la República, parece que es el ejército haitiano que hace maniobras en el Malecón de la capital.

Un plan de deportación masiva traerá graves consecuencias para el país, pues militarmente estamos en desventaja frente a los focos de insurrectos que tendríamos en todas las provincia del país. En el 1805, los haitianos degollaron a 40 niños en una iglesia de Moca y mataron centenares de dominicanos en toda la región Norte, en un intento de apoderarse de nuestro suelo. Y ojalá esta acción no se remita, tomando los remedios necesarios para evitarla.

El reportaje en cuestión, reseña que entre las 7:50 y 7:58 de la mañana en la avenida Lope de Vega, situada en el polígono central de la capital, de 37 hombres que pasaron por allí, 27 eran haitianos, subrayando que ese patrón se repite cuando comienza el alba y al caer la tarde, de cualquier día de la semana, evidenciando la magnitud del problema que tenemos encima.

Los ilegales pululan por todas partes, y su población es tan abundante que no hay un día que un ciudadano dominicano no se topete con grupos de haitianos, que van a laborar a diversos lugares, y que residen en viviendas en construcción, aparentemente abandonadas por sus dueños.

No es raro encontrarse con haitianos ilegales en las principales calles avenidas, de la capital y de Santiago, principalmente de muchas mujeres embarazadas, que exhiben sus barrigonas, con mucho desparpajo, pues tienen asegurados todos los gastos del parto, dinero que sale del presupuesto nacional.

El filósofo Carlos Marx decía que la historia tiende a repetirse dos veces, una como tragedia y otra como una farsa. Creemos que por la gravedad y dimensión de la inmigración haitiana, aquí se va repetir como una gran tragedia, cuando el Masacre vuelva a cruzarse a pie.

El Nacional

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