Opinión

Amor y paz para tí, en Navidad

Amor y paz para tí, en Navidad

Cuando me detengo a pensar sobre la vida, en lo que produce   satisfacciones íntimas y alegrías, siempre llego a la misma conclusión: amar y compartir con los demás. Pero ¿Qué es  amar?  Es el camino hacia la paz. Es un sentimiento hermoso, mágico,  que serena el espíritu, hace sonreír y mueve a ayudar y a compartir.  Permite experimentar el éxtasis de lo sublime, la paz interior.   Es un dejar de pensar solo  en ti e incluir los demás.

Amar es muy fácil. Proporciona gozo interior, como si cumpliéramos con la misión de la existencia. El gran premio o recompensa, es tranquilidad espiritual.

Indiscutiblemente, estamos de vacaciones en este interesante lugar que se llama la vida. Hay grandes y pequeñas pruebas. Las hay gratis, baratas y costosas. pero pruebas al fin. El Creador de la vida, observa desde lo alto. Mira quiénes son los valientes capaces de pasarla sin caer al fango.

Muchos olvidan que debemos dejar los mejores aportes y directrices en pro del bien común. Lamentablemente, algunos quieren  deslumbrar,  acaparar poder, dinero, recursos materiales. Para lograrlo, se auxilian de promotores de la guerra,  como el engaño, la ambición, el egoísmo, robo, delincuencia, de  los enemigos de la paz.

Olvidan los valores capaces de derrumbar murallas y abrir puentes, los principios cristianos que proporcionan gozos y  fuerza espiritual.  Hay quienes no los usan. Olvidan que la paz no la produce el tener poder político o  dinero.  Son recursos y oportunidades  para ayudar,  pruebas delicadas,  “ganchos divinos”, para conocer las reacciones frente a los demás.

Pido a Dios que en estas navidades, llene el corazón de todos los dominicanos de amor y paz. Que haciendo uso de la comprensión y el perdón, expulsen del alma la ambición y el odio.

 Recordar que solo  el colchón del amor es relajante. Permite dormir tranquilo, acurrucadito con  Dios. Mueve a evocar las acciones de su hijo, Jesús, quien murió sacrificado buscando enseñarnos sobre el amor, como forma de conseguir la paz.

Esa es  la esencia del vivir. De hecho, cuando estamos en el otoño de la vida o batallando con una enfermedad, cuando sentimos cerca el final de nuestra estadía en la tierra.  ¿Qué hacemos? ¡Buscar afectos,  amor,  perdón, para retornar en paz! Vamos, pues, a evocarlos no solo al final sino a lo largo de la existencia. Es fácil, están en tu interior. La serenidad que proporcionan, te distingue, marca la gran diferencia con los que no lo hacen. Ellos inspiran pena,  cuando insisten en buscar la felicidad en poder y materia.

En estas navidades, pido a Dios que despeje de tu escenario, lo que te impide tomar el camino de la paz. Que llene de amor tu corazón  para que puedas detectar, retener y dar afectos sinceros, esto es,  disfrutar de la vida sin perder su esencia. ¡Felices Pascuas! Amor, paz y bendiciones para todos.

El Nacional

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