Opinión

Angustia ciudadana

Angustia ciudadana

Repasar lo que se ha escrito alguna vez es aflicción y deleite para el escritor, sin paradoja, porque a ratos se topa con el vaticinio o descubre pasajes de suelta orfebrería idiomática. Eso me ocurrió cuando volví a reencontrarme con unos de mis libros, Preocupaciones Ciudadanas, que publicamos en 1999, donde recogí algunos de mis artículos semanales y conferencias de años atrás, con la aspiración de crear conciencia ciudadana.

Poca gente lo sabe, pero solo “el escritor” padece la angustia de encontrar, para su obra, un titulo que responda en dos o tres palabras a la unanimidad del mensaje que en ella hay plasmado.
Por eso, en Preocupaciones Ciudadanas encontré el espíritu consagrado de un empeño continuo y sistemático, obstinado, si se quiere, en transmitir a mis compatriotas de todas las tendencias políticas, credos religiosos y lugares en el espectro social, algunas experiencias que he reunido a lo largo de muchos años de actividad profesional, realización partidaria y desempeño de altas funciones públicas.
Hay que tener fe y esperanza en el porvenir.

Exprimir esas experiencias sacándole el jugo a mi memoria para advertir a mis conciudadanos lo que con impertérrita regularidad escribí y de los cuales publique en su mayoría en mi columna de los jueves en El Nacional, y que honrosamente continuamos haciendo desde hace décadas, en este importante medio, y que ha sido una de las tareas más gratas de mi existencia. Y no solo por eso, sino porque también fue y es un ejercicio de gratitud para el Pueblo Dominicano que ha sido en todo momento un fiel e inteligente receptor de mis modestas preocupaciones ciudadanas.
Cada ciudadano debe aportar lo mejor.

Continuamos con más fe en nuestra aspiración de aportar a la vida nacional, siempre buscando el lado positivo de las situaciones y los desafíos que trae constantemente el día a día, porque creemos en la democracia, en la armonía, el equilibrio, la prudencia y en la buena voluntad de las personas. Porque como decía Facundo Cabral, que por cada bomba que oyes hay millones de caricias, la diferencia es que la primera hace ruido y la segunda es en silencio.

Tengamos siempre fe y esperanza en nuestro porvenir, y que cada ciudadano aporte lo mejor de sí, y que las Preocupaciones Ciudadanas, cuando sean constructivas y justas, contribuyan a hacer de nuestra tierra querida un mejor país.

El Nacional

La Voz de Todos