Opinión

Apostando al olvido

Apostando al olvido

En este 44 aniversario de la Revolución de Abril, aprecio con toda claridad como continúan divididas las opiniones en torno a ese acontecimiento histórico, en particular a lo que se refiere al rol de sus protagonistas de mayor relevancia.

Las diferencias no se limitan a ese hecho, sino que se remontan de los albores de la fundación de la República Dominicana hasta nuestros días entre los representantes del conservadurismo y liberalismo, anexionismo y restauración, dictadura y democracia, contrarrevolución y revolución.

En sus momentos, esas contradicciones tenían referentes a la España colonial, revoluciones Francesa de 1789 y rusa de Octubre en 1917, y más próximo al imperio estadounidense y, sin lugar a dudas, a la Revolución Cubana bajo el liderazgo de Fidel Castro.  

Le precedía, el pensamiento filosófico de René Descartes en donde se encontraba el fundamento de los cambios de entonces, que con la sola proposición “Pienso, luego existo” llevaba implícito el proceso contra Luis XVI. Más de dos siglos después, las ideas de Marx, Engels y Lenin se constituían en motor de la Revolución de Octubre.

Así, José Ortega y Gasset, exponente de la teoría del perspectivismo y de la razón vital e histórica, decía: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Por su lado, Antonio Gramsci criticaba a Benedetto Croce, como el gran intelectual orgánico de la burguesía italiana, papel jugado en España por Ortega y Gasset.

Las ideas de ese intelectual español influyeron, por ejemplo, en Joaquín Balaguer, quien se creía “instrumento del destino”, y gobernó 22 años al servicio de la oligarquía dominicana bajo el manto de los Estados Unidos, mientras le fue útil.

Los fundamentos filosóficos, históricos, económicos, políticos… sirven para unificar a los grupos sociales y combatir contra sus oponentes. En otras palabras, en la lucha de clases, junto a otros medios, se emplean las municiones ideológicas.  

El poder no se gana sólo en el campo militar, sino también en el terreno político-social. No bastan las condiciones objetivas para alcanzarlo y retenerlo, sino las subjetivas, cuando las ideas político-ideológicas alcanzan la conciencia de la sociedad.

En ese intento, la derecha muestra sus debilidades cuando apuesta a “borrar” la historia, tratando de glorificar a quienes se colocaron al lado de la oligarquía y del imperio y al pretender minimizar el patriotismo del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y del sector constitucionalista que lideró durante la Revolución de Abril.

El general golpista Elías Wessin y Wessin, los coroneles Pedro Bartolomé Benoit y Enrique Apolinar Casado Saladín, así como el capitán de navío Olgo Santana Carrasco, entre otros, avalaron la intervención militar gringa del 28 de abril de 1965, ordenada por el presidente Lyndon B. Johnson para impedir el retorno de Juan Bosch a la Presidencia.

Pese a las ‘bembitas’ que hacen algunos, esa es la verdad monda y lironda.

El Nacional

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