Opinión

Armando el muñeco

Armando el muñeco

Un acuerdo de aposento entre grupos de la mentada clase política ha venido a sustituir la voluntad popular, proponiéndose modificar el artículo 49 de la carta magna que establecería que a partir de ahora el presidente de la República puede optar por el continuismo, alternándose con otro en la “silla de alfileres”.

Ahora se puede apreciar con más claridad el por qué las distintas instancias del poder han impedido que la reforma a la Constitución se realice mediante una asamblea constituyente, con participación de la sociedad. El propósito es confeccionarse un traje a la medida que le permita seguir descuartizando y repartiéndose a su antojo lo que desde hace mucho conocemos como “res-publica”.

La propuesta establece que “El Poder Ejecutivo se ejerce por el Presidente de la República, quien será elegido cada cuatro años por voto directo, no pudiendo ser electo para el período constitucional siguiente”, lo que significa que el “nunca jamás” sería eliminado del texto constitucional y se garantizaría así el continuismo presidencial.

La iniciativa del doctor Leonel Fernández, concertada con Miguel Vargas, tiene todas las posibilidades, como Baninter, de ser aprobada en la Asamblea Nacional Revisora, lo que le abre la puerta al primero para retornar en el futuro a la primera magistratura del estado, posibilidad que está cerrada en la moribunda Constitución actual.

No dudo que el doctor Fernández esté inspirado en la “formula Kirchner” de Argentina, o en la criolla del “Muñequito de Papel”. No hay que dudarlo, al impedir que el pueblo exprese su voluntad en cuanto a si está o no de acuerdo con reeleccionismos o continuismos. 

Mientras el ingeniero Vargas confía en que la exclusión de la candidatura presidencial del doctor Fernández en el 2012 le facilita el ascenso al poder, éste está armando el muñeco para derrotarlo con un candidato o candidata de su íntima confianza, dándole a su competidor de turno el mismo jarabe usado contra Danilo Medina, con la técnica de nariz tapada.

Este país, sometido a tantos avatares, aún se puede encontrar por montones a mucha gente ingenua. Algo está clarísimo en la estrategia del presidente Leonel Fernández: Mantenerse en el poder sécula seculorum, a sabiendas que siempre encontrará la colaboración de la ineptitud de sus ¿adversarios? políticos.

En estos acuerdos de aposentos el pueblo dominicano no tiene nada que buscar como solución a sus ancestrales males, procurado por una oligarquía y una “clase política” corrupta y despiadadamente voraz cuando a engullirse los recursos del Estado se trata.

Un país azotado por dictaduras sanguinarias, golpes de estado, gobiernos pseudo democráticos, saqueado, vapuleado, sin institucionalidad ni respetos a los derechos de su pueblo, debe cerrarle el paso definitivamente al reeleccionismo y al continuismo del oprobio y la sinrazón. ¿Hasta cuándo, pueblo dominicano? ¿Hasta cuando?

El Nacional

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