¿Qué Pasa?

Arte nacional

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¿Qué pasó ahi?

Pensaba que Aidita Selman iba a aprovechar los 25 años de los premios Casandra para montar un producción memorable, conmemorativa del historial de la premiación. Sin embargo eso fue lo que hubo de menos, a no ser meramente el anunciado con el nombre, en una producción y un montaje que ha dejado mucho que desear.

Y esperábamos más, no por las expectativas que se habían creado, sino porque nos habíamos acostumbrado a las buenas producciones del Casandra que indudablemente  se han montado en los últimos tiempos. ¿Qué pasó ahí? es la pregunta que muchos se hacen ante la evidente carencia de ideas novedosas y creativas que hubo en esta producción, donde se prefirió trillar el camino de lo superfluo y convencional, en un lento carruaje que hizo de este Casandra uno de los más aburridos y desfasados en la historia del evento. Pienso que en ese escenario se han presentado cosas mejores, incluyendo producciones de la misma Aidita Selman. El opening o apertura marcó la pauta desde el mismo inicio.

Porque si bien es cierto que Karina Pasián es una joven prodigiosa de la música y el canto, reconocida por las más importantes premiaciones artísticas internacionanles, la manera de enseñársela y de darla a conocer a los dominicanos pienso que no fue la mejor, en lo que a producción se refiere. Parecería que el ”leit motiv” de todo el montaje estaba signado por  el mismo tema (Slow Motion) que interpretó Karina en la apertura.

Un cumpleaños infeliz

Cómo es posible que no se aprovechara el talento del humorista Jochy Santos para imprimirle ligereza, gracia y chispa a la conducción del premio, y por el contrario se le pusiera a leer en el teleprompter unos diálogos  cargados de boberías instrascendentes, que nunca conectaron con el público? Qué de valorable en término de producción había en el segmento del merengue de los ochenta, con los intérpretes  cantando temas clásicos, uno detras del otro, de similar manera a como ellos lo hacen en los shows de Los Años Dorados del Merengue? Eso lo han hecho ellos ya en todo el país, y hasta en presentaciones en el United Palace, con resultados mejores a los que se vieron aquí. Tampoco le ví ninguna gracia al segmento de salsa en homenaje a Johnny Pacheco, con los cantantes interpretando los éxitos del legendario músico. Ya eso inclusive se había hecho en  el homenaje que le hizo a Pacheco el Banco de Reservas, y lo puede ver también uno en cualquier tarima de sala de baile donde se juntan los salseros a ”descargar”. Ni siquiera el segmento de los cantantes cristianos se salvó de la falta de creatividad, con lo cual se desaprovechó toda la carga emocional que ese tipo de música y de canto posee en si mismo para motivar a la gente hasta hacerla llorar. Un final realmente muy bonito, con el despliegue al máximo de los detalles y recursos escenográficos, pero sin la suficiente fuerza para dejar el evento  bien arriba, antes de que se procediera a la ”misa” de la entrega de El Soberano, con su ”caliz”, donde no faltó un sorprendente y desacertado llamado a celebrarle a Pacheco su cumpleaños, cantándole a coro un “happy birdthay”‘ o “celebro tu cumpleaños”.

El Nacional

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