Es penosa la actitud que asumen algunos realizadores de películas criollas que al parecer no desean críticas a sus producciones.
Con una virulencia sorprendente, y usando un lenguaje descompuesto, muy ofensivo, le están saliendo al frente a los críticos de cine que han emitido críticas contrarias a las películas que han hecho.
Algo insólito, pues se trata de gente que ejerce su oficio.
Lo mismo ocurre con algunos artistas populares que tampoco soportan críticas a sus trabajos.
Pretenden con ello coartar el trabajo de críticos y comunicadores que están para eso.
Más penoso es el hecho de exista gente en el medio que asuma una actitud de indiferencia, o que apoye el atropello de empresarios, productores de espectáculos, artistas, directores y productores de cine en contra de los críticos.
No se dan cuenta de que con ello pudieran estar afilando hacha para su propia garganta.
Esos que celebran, aplauden y se regocijan con los insultos que se profieron en contra de algunos de sus colegas le hacen un flaco servicio a la clase o sector al que pertenecen.
Son tan detractores como los mismos que insultan y ofenden a los críticos y periodistas.