¿Qué Pasa?

Arte nacional

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La ciudad de Nueva York ha experimentado cambios muy notables en lo que a diversión y entretenimiento nocturno se refiere.

Atrás quedaron  aquellos grandes clubes en los que en las noches se presentaban hasta tres orquestas, como el Happy Hills Casino, luego

convertido en Studio 84, El Trocadero, Fuego Fuego, Casa Quisqueya,

Casa Borinquen, y otros locales de amplia capacidad, donde actuaban

las orquestas de mayor popularidad.

Los locales se han atomizado y optimizado, con el fenómeno de los

llamados “lounge” que han prescindido de las sillas  y muebles para

sentarse, por lo que todos los asistentes tienen que pasarse la jornada de pies.

Una modalidad impuesta y preferida por la juventud, que no es del

agrado de la gente de mayor edad.

Otra característica es que no tienen pista de baile, y el que quiera

hacerlo sólo dispone del espacio entre mesas o taburetes.

Los bailes para mil 200 personas son cosas del recuerdo.

Las orquestas de merengue han tenido que asumir esos cambios, y tocar un solo set en un local donde apenas caben 200 personas, como mucho.

Todo se ha hecho tan pequeño, como por igual los precios que pagan  en esos locales.

Algunos disponen de áreas VIP  con muebles para sentarse donde hay que pagar un elevado consumo mínimo para accesar a ellas.

Con todo y ello, la ciudad de Nueva York es una plaza apetecida por

muchos que no encuentran en el país donde tocar.

Se sorprende uno de la cantidad de líderes de orquesta que están

viajando a Nueva York sin sus músicos, para economizar pasaje y costo de hotel.

Como también es sorprendente la cantidad de músicos residentes en la urbe que encuentran trabajo sirviendo a los merengueros que viajan solos.

Son cambios dramáticos en el estilo y la forma que imperaban en otros tiempos.

Aún así, quedan líderes del merengue que se resisten a la modalidad de viajar sin sus músicos. Pero se pueden contar con los dedos de una mano los que mantienen esa actitud de orgullo. Claro, son los más populares y cotizados.

Con los demás se cumple aquello de que “la necesidad tiene cara de hereje.”

El Nacional

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