¿Qué Pasa?

Arte nacional

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No más palabras, magistrado…

Reuniones vienen y van, cónclaves, congresos, para analizar la situación del merengue.

Se habla de “falta de relevo generacional”, “poca difusión en la radio”, que “los merengueros establecidos son millonarios y están muy cómodos en su zona de confort”, sin necesidad de hacer grandes esfuerzos.

De todo eso se habla. Pero el tema no se enfoca ni ataca por algo que está sucediendo frente a las narices de todos.

El fenómeno de la música urbana ha desplazado las motivaciones que las grandes masas anteriormente sentían por el merengue con su gracejo popular, su “vecina llegó el cuabero, a coger su estilla”, “¿qué hiciste abusadora?”, y “¡pónmelo ahí que te lo vuá partí!”.

Ese merengue refranero y coloquial ha sido suplantado por el rap, el hip hop y el regueaton, que hablan un lenguaje más acorde con los tiempos, provocando una recomposición en el interés de la gente, que no tenemos aquí que analizar si es bueno o malo, porque el asunto se reduce a un tema de gustos y preferencias.

No es casual que los programas de televisión se hayan llenado de urbanos, ocupando espacios que antes tenían las orquestas de merengue, y que lo propio haya ocurrido en los espectáculos callejeros de tarima.

Las premiaciones musicales internacionales, también se han inclinado a lo urbano, como se pudo ver en los recien celebrados Heat Latin Music Awards, pero también en los Latin Grammy, Aplausos, Billboard, dejando claro que la epidemia es general.

A eso hay que añadir el hecho de que el mercados tradicionales para el merengue, como Puerto Rico, han creado un exitoso subgénero como lo es el “regueatón” , que ha mandado a descansar a los merengujeros dominicanos, pero también a los puertorriqueños. Con la impronta del regueaton en Puerto Rico se acabaron las giras de orquestas de merengue a la isla.

Y el fenómeno también se está verificando en Colombia, otra plaza que fue muy importante para el merengue en otros tiempos, y donde han creato un ritmo que se llama “La champeta”, que también está provocando estragos.

Como se puede ver, la aparición de otros géneros y sugéneros musicales, en el ámbito de lo urbano, se puede decir que en definiiva son los principales asesinos del merengue, porque le han “dado para abajo” y lo han “quitado del medio”. Los demás son cómplices…

¡No más palabras, magistrado!

 

El Nacional

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