¿Qué Pasa?

Arte nacional

Arte nacional

¿Qué ha quedado?

En el 1973 cuando se inició esta columna había una diversidad de actividades artísticas, y una efervescencia apreciable en todos los géneros que se prolongó hasta los 80’s.

Habían declamadores, como Frank Adolfo, Angel Torres Solares, Carlos Lebrón Saviñón, recitadores como Juan Llibre.

Vedettes como Alexandra Johnson, Facelys, Martha Vargas, Mayra El Ciclón del Caribe, Tiara Tai.

Grupos de bailes como el de Gladys Martínez y sus bombones, Manuel Logroño y sus Panteras, el ballet de Altagracita Peña.

Cantantes solistas como Luchy Vicioso, Rhina Ramírez, Sonia Silvestre, Cecilia García, y luego la generación impulsada por Teleantillas y su programa Fiesta, con Vickiana, Olga Lara, Jackeline Estévez, María María, entre otras, que convocaban multitudes, como si fueran artistas extranjeras estelares.

Cantantes solistas verdaderas estrellas como Lope Balaguer, Fernando Casado, Niní Cáffaro, Rey, Omar Franco. Los que por si solos eran capaces de llenar estadios, como Fausto Rey, al igual que Vickiana y Olga Lara.

Folkloristas que promovían y proyectaban nuestro folklore con la mayor categoría como René Carrasco, Josefina Miniño, Fradique Lizardo, Casandra Damirón.

Grandes bandas de merengue atronando en el país y en el mundo, como la de Johnny Ventura, Wilfrido Vargas, Los Hijos del Rey, Fernando Villalona, Los Kenton, Dioni Fernández, Aníbal Bravo, Felix del Rosario, Rafael Solano Escenarios de espectáculos con producciones de gran categoría, como las revistas de Lafuente Night Club, y la cartelera de El Maunaloa, la Boite El Conquistador, el Embassy Club del hotel Embajador.

Discotecas como Waldos 1, Waldos 11, Omni, Porky, Jet Set, que es la única que se ha mantenido.

Noticieros estelares con las mejores voces de la locución criolla, como Radio Mil Informando, Noti Tiempo, Noticiario Cristal, Informativo Nacional, HIN.

En la música por igual. Verdaderas estrellas de la animación musical, a un punto tal que en ABC había un staff de las mejores voces de aquí y de Santiago, por lo cual se identificaba como “La Radio de los Buenos Tipos”. Pudiéramos seguir mencionando “lo mucho con demasiado” que anteriormente había.

Sacando cuenta nos daremos cuenta de que nos hemos quedado con muy poco de todo aquello.

El proceso de extinción que se ha verificado en muchas de esas artes es penoso, pero innegable.

Continuaremos.

El Nacional

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