Merenguero hasta la tambora…
Mientras los intérpretes de merengue se encuentran enredados en el debate de si el merengue está o no atravesando por una crisis, como consecuencia de su desplazamiento en la preferencia del público por otros géneros que “le están comiendo los caramelos”, ve uno como este fin de semana los urbanos acapararon los grandes locales, con espectáculos multitudinarios, poniendo de relieve la fortaleza que han alcanzado con su música, aunque le echen en la cara que lo que hacen no es arte.
Se pudo ver, por ejemplo, en el Mega Dance Hot Party presentado en el teatro la Fiesta del hotel Jaragua, con el que los intérpretes criollos del género urbano salen del ghetto, de las discotecas y los cars wash, estableciéndose en un perímetro reservado para los grandes artistas.
Un salto importante en la escala de valoración en el negocio del espectáculo.
Otro evento importante de fin de semana fue el concierto del colombiano J. Balvin y de los boricuas Zion & Lennox a casa llena en el Anfiteatro de Altos de chavón.
Atrás quedaron los espectáculos multitudinarios con las figuras del merengue.
Y cada vez surgiendo más figuras que alimentan la corriente urbana que han invadido todos los programas musicales y de entretenimiento en la televisión, donde parecen competir para ver quién presenta más de sus exponentes.
Figuras como El Nene La Amenaza, que surgió hace poco, y ya recibió un contrato de 350 mil dólares, suerte que ya quisieran tener los que a veces hacen el intento de proyectarse y lograr fama con el merengue.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero en este caso, como merengueros que somos en cuanto a preferencia, nos duele comprobar la realidad que algunos tratan de negar y ocultar.
Habrá que esperar a fin de año para ver si los merengueros se vuelven a juntar en un espectáculo para celebrar el Día del Merengue como ocurrió el año pasado.
Desde entonces, el género no ha vuelto a dar señal de vida en los grandes escenarios y a nivel multitudinario, a no ser con la producción de la The New York en el premio Soberano, y el segmento de merengue presentado en el Teatro Nacional, durante la inauguración de la Asamblea de la OEA celebrada en el país.
No más hay en el peregrinaje de “mochos y cojos”.
Pero seguiremos siendo merenguero hasta la tambora.
