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Aseguran discípulos Bosch han pisoteado su legado y escupen sobre su tumba

Aseguran discípulos Bosch han pisoteado su legado y escupen sobre su tumba

No existe maestro sin discípulos, no existe escuela sin propósitos.  El maestro político es la escuela del poder, el centro fundamental del conocimiento sobre el arte de gobernar para las mayorías. Ese procedimiento en la República Dominicana es todavía un propósito, una meta, un reto de los tiempos

Un líder es alguien respetado, que sirve de ejemplo en lo que corresponde a los inalterables principios y al comportamiento recto como espejo de luz y como proyección transparente de conducta ante la sociedad.

Esas son  normativas básicas que siguen los líderes ejemplares que por cierto, han escaseado en la sociedad dominicana.

Mantener una ejemplaridad hasta la muerte es de escogidos o de gente que escogió el inmenso sacrificio de no ostentar, de no insultar la pobreza de la que viniste, de no ceder ante posiciones que deben ser por siempre inalterables, de no golpear a quienes censuran tus errores.

Joaquín Balaguer, por ejemplo, es un maestro fuera de serie pues no dejó discípulos que pudieran exaltar una obra ejemplar de mentor, dedicado por entero al cultivo del poder bajo cualquier circunstancia y sin tomarse la molestia de exhibir los imprescindibles escrúpulos a esos fines.

Juan Bosch es un líder memorable porque tuvo el cuidado, sin apartarse un momento de ello, de  respetar el ordenamiento social y de no tocar para nada aquello que no le correspondía.

Incluso, lo que le pertenecía por derecho propio lo cedió al proyecto político que soñó y que terminó por convertirse en su Némesis, en la negación de lo que él había  proyectado.

Bosch predicó una moral política que cumplió a cabalidad, sus discípulos, a largo plazo,  no le siguieron e hicieron del poder una forma de ostentación dañina indecorosa, dulce para ellos y amarga para la mayoría de los dominicanos.

Bosch fue fundamentalmente ético, sus seguidores inmediato pisotearon su legado.

El líder fundador del Partido de la Liberación Dominicana creó una estructura sana de poder fundamentada en el respeto a los valores verdaderos.

Sus discípulos- o pretendidos discípulos-convirtieron su discurso en frases de propaganda personalista y en decepcionante cubierta de sus hazañas depredadoras de los bienes del pueblo.

 Bosch no se aprovechó de las posiciones políticas y de poder, sus discípulos terminaron avergonzándolo.

A Juan Bosch no le interesaban las expresiones laudatorias sino que cada quien cumpliera ejemplarmente sus deberes para con el pueblo, la patria, el país.

Esa no ha sido la realidad posterior a su muerte sino todo lo contrario: escupieron sobre su tumba, la enlodaron, la cubrieron de estiércol.

Esos cargos no les pueden ser formulados sin provocar la ira de sus discípulos que mueven cielo y tierra en busca de faltas de sus contradictores, hoy figuras arrogantes que se mueven entre oligarcas, con arrogancia oligárquica, que ningunean a los pobres.

Algunos de ellos parecían, fuera del poder, dirigentes de la izquierda revolucionaria hasta que llegaron a donde estaban las mieles y entonces se volvieron contra el barrio, contra la pobreza, matando pobres, se volvieron contra los principios y contra todo lo que por décadas predicaron.

UN APUNTE

Juan Bosch

Nació el 30 de junio de 1909 y murió el 1 de noviembre de 2001. Bosch fue un cuentista,  novelista, narrador, historiador, educador y político  fundador de los dos principales partidos políticos del país. Ocupó la Presidente de la República en 1962.

El Nacional

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