Opinión

Asociados en la impunidad

Asociados en la impunidad

Cuando ciertos analistas expresan preocupación por las amenazas de división en el Partido Revolucionario Dominicano y por la evidente desintegración del Partido Reformista Social Cristiano, olvidan, o pretenden hacer creer que  ignoran, que, juntos o separados, los dirigentes de estos grupos actúan en contra de los intereses de las mayorías.

En el Partido Revolucionario Dominicano, Hipólito Mejía y Miguel Vargas son cabecillas de grupos que hoy están en disputa por el protagonismo en los espacios de negociación, por el control de los recursos económicos y por los beneficios de las cuotas de poder.

El Partido Reformista Social Cristiano es una vieja maquinaria electoral que Joaquín Balaguer creó para legalizar su permanencia en el poder, sin  pretender  convertirla en partido. Balaguer no concibió un proyecto político,  solo se empeñó en mantener bajo unas siglas buscadores de prebendas y oportunistas de toda laya.

   En el Partido de la Liberación Dominicana, la unidad es solo aparente. Los miembros del Comité Central y, más aún, los del privilegiado Comité Político, están agrupados en torno a los beneficios que les genera el ejercicio del poder. Leonel Fernández no pudo convencer al poder imperialista y a la oligarquía criolla de que la reelección presidencial era una carta de estabilidad. Apuesta, entonces, a un posible gobierno de Danilo Medina (con Margarita Cedeño al lado, claro está) o a negociar impunidad de nuevo (como en el 2000 y en el 2004) con Hipólito Mejía.

Los dirigentes del PLD le obedecen, y llegan al colmo de soportar humillaciones, porque, dado que controla personalmente el Congreso, la Justicia y otras instancias de poder, es quien puede negociar impunidad y garantía para la continuidad de los privilegios de todos ellos.

La preocupación que exhiben ciertos analistas por las frustradas reuniones entre Miguel Vargas y Hipólito Mejía, por los pleitos en el despedazado PRSC y por la autenticidad de los lazos entre Leonel Fernández y Danilo Medina, es reflejo de la preocupación de la clase dominante, que, en su ejercicio ideológico, convierte en temas nacionales los que son de su particular interés.

¿Qué podrían consensuar Hipólito Mejía y Miguel Vargas si no la colaboración con la clase dominante? ¿En qué beneficiaría a las mayorías la rearticulación del desacreditado PRSC? ¿Quiénes, si no los privilegiados, se beneficiarían de que Danilo Medina o Hipólito Mejía cumplieran sus pactos con Leonel?

Como botón de muestra, hay que decir que la clase dominante espera, en lo inmediato, servirse de estos partidos para mantener los salarios deprimidos y  revertir  conquistas laborales… Eso son estos grupos, garantes de la iniquidad… Y expertos en convertir en fenómeno electoral al caradura que tengan a la mano.

El Nacional

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