A pesar de que el Estado no le otorga a la UASD el presupuesto que demanda, la academia ha optimizado sus funciones, ha rediseñado su oferta curricular y su nivel académico está entre los mejores de la región conforme a investigaciones de organismos internacionales.
Sus edificaciones, construidas durante la tiranía trujillista, han sido reacondicionadas. Otras tantas obras son recién levantadas, ofertando remozamiento y belleza. Ninguna universidad privada tiene el atractivo físico de la UASD, aparte de ser la institución del Estado que mejor uso hace de su presupuesto, dato corroborado por la Cámara de Cuentas.
Estas precisiones vienen con motivo de un artículo publicado por Ignacio Nova en el Listín Diario, en el que atribuye desfase, irregularidades administrativas y hasta falta de higiene en la UASD. Siempre aparece un francotirador para dirigir ataques en contra de la academia.
Ignacio Nova desinforma, pues el rector Mateo Aquino Febrillet ha dado instrucciones precisas, al personal de limpieza, para que espacios de uso masivo por estudiantes (como son los baños) se les higienicen permanentemente. No descarto, empero, que los enemigos de la academia les echen excremento humano para hacer videos y fotos con fines de publicación en los medios de comunicación social.
Todo el que desea ver edificaciones y baños antihigiénicos solo tiene que acudir a oficinas públicas, hospitales y escuelas. Ni decir de las cárceles y cuarteles policiales. Y si quiere corrupción pública que procure auditorías de las instituciones del Estado, centralizadas y no centralizadas.
Se pretende descalificar a la UASD en momentos en que se apresta a reclamar un justo presupuesto, para mantener sus puertas abiertas a los bachilleres de los estratos sociales más pobres. Ese artículo podría ser un mandato o una simple forma de congraciarse con segmentos empresariales y gubernamentales que abogan por la privatización de la UASD. Se especula que Funglode y Félix Bautista estarían detrás de la trama.
Los ataques a la UASD, institución que ofrece un servicio de primer orden a la sociedad, no son casuales y ameritan respuestas que edifiquen debidamente a la opinión pública.
