El tema haitiano no se está asumiendo en nivel de afectación y perjuicio que está significando país, más bien, aquí haya un parecido con ese “General que, en el imaginario y en la prosa de Gabriel García Márquez, “No tiene quien le escriba”.

Cierto es que algunas personas suelen hablar y escribir sobre el tema, pero al compromiso con la acción, no se le siente peso. Se precisa de un número mayor de dolientes, y de una plataforma de medios: escritos, periódicos, televisión y radio, con el propósito claro de inducir conciencia y compromiso, y demandar al gobierno mayor carácter frente al problema.

El papel de los medios de comunicación, si están poseídos del interés nacional, es fundamental para encarar cualquier situación nacional. La prensa es un poder indiscutible.

Entre las pág. 119 -125 de “El Negocio de la Prensa” Mario Carpio hablando del poder de la prensa, dice que “Las informaciones de los periódicos, sus comentarios y demás materiales de prensa contribuyen poderosamente a conformar la conciencia de esos miles o millones de seres humanos.

Si ellos- los lectores- adquieren una visión falsa o deformadas de los fenómenos, la prensa es responsable”
Carpio considera que “Escrita, radiada o televisada, la prensa pone en contacto a las realidades con los hombres, conforma una conciencia nacional o universal de la evolución de esas realidades. Una conciencia exacta, verdadera, o una conciencia distorsionada, falsa” La prensa -sigue diciendo- tiene otro compromiso con la sociedad: advertirla. Por una parte, existe un natural temor de revelar los peligros, tanto mayor mientras más grave son: por otra, casi siempre hay algún interés creado detrás de cada riesgo social”.