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Autores exponen vivencias en SC Moreno Jimenes     

Autores exponen vivencias en SC Moreno Jimenes     

 A la muerte de Rafael L. Trujillo en 1961, la ciudad de San Cristóbal no tenía los barrios miseriosos –ni tampoco los de clase media- que como un cinturón se  han adosado a su alrededor y llaman poderosamente la atención en estos momentos.

 Era un poblado pequeño que entonces contaba con apenas 16 mil habitantes, donde todo el mundo se conocía, aun fuese de lejos. En medio de ese conglomerado, que desenvolvía su vida sin la violencia y el infernal tránsito automotor de hoy, había varias figuras pintorescas que llamaban la atención.

 Una de ellas, que vestía siempre de saco y corbata, sin adecuada combinación de colores, luciendo desgarbada y más vieja de la cuenta, era Domingo Moreno Jimenes, a quien todos reconocían como poeta y quien fue entre 1949 y 1963 una de las figuras sobresalientes de la cerrada comunidad sancristobalense. 

 Sobre su labor poética y el liderato que ejerció de un movimiento poético controversial y novedoso –denominado Postumismo- mucho se ha hablado en los últimos años, al punto de ser considerado por algunos como el verdadero “Poeta Nacional”.

 Pero hace poco salió a la luz pública un libro humilde y diferente que enfoca a este personaje desde otro ángulo más pueblerino y natural. Nos referimos a “Domingo Moreno Jimenes: el legado cultural de su obra en San Cristóbal”, obra de tres compueblanos de distintas generaciones: Gracita Barinas, Odalís Pérez y Douglas Hasbún José.

 Allí, en un lenguaje llano, se cuentan las andanzas de catorce años por las calles y aulas de San Cristóbal de un hombre excepcional que contribuyó notablemente con la cultura. No se trata, ni por asomo, de un análisis de su obra poética, sino de una recopilación de vivencias y anécdotas relacionadas con él, expuestas por individuos que lo conocieron de cerca.

 Personaje pintoresco

Los testigos -muchos de ellos ex alumnos- cuentan cómo vieron a Moreno Jimenes siempre feliz y nunca triste;  cómo caminaba con los pies abiertos por tener callos en los pies y cómo amaba la crianza de patos y gatos. Refieren cómo vivía, aparentemente, en un “mundo aparte” y destacan su costumbre de andar con galletas, casabe y chicharrones en el bolsillo del saco.

 Destacan su forma estrafalaria de vestir, aun tuviera ropa de primera que le regalaban y no usaba; sus formas amigables  y respetuosas y su lentitud al hablar y caminar. Recuerdan su imagen inconfundible: siempre con un paraguas en una mano, no importa que hiciera sol o lloviera y siempre con un bulto con libros o papeles en la otra mano. No bebía ni fumaba y era un muy enamorado.

 “Domingo Moreno Jimenes: el legado cultural de su obra en San Cristóbal” es un libro de nostalgias para todo el que conoció a este personaje, pero sobre todo para los sancristobalenses.

UN APUNTE

La obra

 “Domingo Moreno Jimenes: el legado cultural de su obra en San Cristóbal” es un libro de nostalgias para todo el que conoció a este personaje, pero sobre todo para los sancristobalenses que siguen recordando el otrora apacible poblado que vivió tiempos a todas luces me mejores.

El Nacional

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