Opinión

Ayuda a Hait

Ayuda  a Hait

Los motivos que determinan las relaciones entre Estados tienen una naturaleza ineludiblemente política. Eso es normal, pero no todos lo comprenden y suelen, a partir del error, evaluar de forma incorrecta algunas acciones. Detrás de cada episodio que pone en contacto, por una u otra razón, a las naciones, se escuda un propósito político, lo cual no debe valorarse como negativo en todas las circunstancias.

Esas vinculaciones tienen diversas manifestaciones que, en muchas ocasiones, se revisten de causas altruistas que sin descartar que lo sean, no se limitan a ellas. Tragedias naturales, humanas y de todo tipo hay de manera cotidiana. Que un Estado decida socorrer en una u otra oportunidad tiene variadas explicaciones, pero la política prima.

¿Acaso se reducía a impulsos caritativos la cooperación que durante años mantuvo la antigua URSS con Cuba, o la que ésta ofreció a empobrecidos países africanos? La Unión Europea y los Estados Unidos, ¿apoyan con recursos a distintos gobiernos por exclusiva vocación de solidaridad?.

El caso de la República Dominicana con Haití a raíz de los efectos devastadores que le produjo el huracán Mathew a ese empobrecido país, no ha sido la excepción de lo que estoy comentando. Valoro como correcta la decisión que asumió el gobierno de la parte oriental de la isla, pero mi conclusión respecto de la acción deriva del componente de inteligente criterio político que refleja la misma.

El deber de todo estadista es implementar acciones que repercutan de forma positiva en sus gobernados. Con la que estoy comentando, nuestro país gana mucho más que el costo que van a implicar las ayudas remitidas al país vecino, acompañadas en todo caso de la correspondiente publicidad para que no dejen de enterarse los destinatarios a quienes va dirigido el mensaje que se quiere proyectar, que es, precisamente, el componente político del asunto.

Por un lado, el gobierno dominicano se la pone difícil a las autoridades haitianas, las cuales han asumido actitudes entorpecedoras del intercambio económico con nosotros. En lo adelante, ¿cuáles serían los argumentos de nuestro segundo socio comercial para imponer vedas a productos procedentes de este país?.

En otro aspecto, República Dominicana se ha dotado, ante una comunidad internacional que le ha criticado, de un discurso difícil de refutar, que pudo enarbolarse desde el terremoto del 2010 con la conducta observada por los dominicanos, pero ahora se trató de exclusiva decisión gubernamental. El Presidente Medina la jugó bien.

 

Por: Pedro P. Yermenos Forastieri
pyermenos@yermenos-sanchez.com

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