Opinión

Azúcar y jarabe de maíz

Azúcar y jarabe de maíz

Finalizaban los  años setenta cuando el profesor Juan Bosch   sugería  la revisión del modelo azucarero del país, debido a que la industria gaseosa  sustituía el azúcar  por  una nueva  sustancia que  endulzaba  sus  productos,  abandonando paulatinamente  el azúcar. Bosch se refería al jarabe de maíz de alta fructuosa (corn syrup), edulcorante  utilizado  en la mayoría de alimentos y bebidas. Era la preferencia en  ese momento.

Pero la tendencia cambió, y   en estos tiempos   el mundo de los refrescos y la comida  se dirigen  a suplantar al jarabe de maíz, sustancia  probada como dañina  para  el organismo.  La mayoría de la gente está buscando salud a cada paso,  y rechaza   productos insalubres, coyuntura favorable para el azúcar crema, que por su  producción sin químicos,  la hace la idónea para endulzar de manera sana esas mercaderías.

Si hoy día existiera el CEA productor de azúcar, sería una buena oportunidad para el país relanzar su industria azucarera  y con las ventas  del dulce  en  el mercado internacional, se relanzaría la producción en este renglón,   que tantos beneficios dejó al país; además   se lograrían  buenos salarios para el personal,  y de esa manera la  anhelada dominicanización de la zafra. Claro está, tendríamos que competir con otros países  cañeros  como  Brasil, Cuba, Filipinas y Colombia.

El réquiem  del jarabe de maíz está ya en el púlpito,   y en un  futuro no muy lejano  el producto que contenga este nocivo compuesto  terminará rechazado por las personas, principalmente las  de  la clase media,  que cada día prefieren  alimentos orgánicos inocuos para la salud.

Diferente parece ser el porvenir del  azúcar crema, que por sus facultades naturales  podría ocupar un puesto importante  como ingrediente para edulcorar una  gama de productos de consumo masivo.

El Nacional

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