Opinión

Balaguer y Haití (II)

Balaguer  y Haití (II)

1.-“La República Dominicana, cuando se constituye en 1844, posee un territorio que le pertenecía desde el día mismo de su descubrimiento…pero ese territorio carecía de límites definidos y de fronteras inmutables. El Tratado de Riswick, en cuya virtud España cedió a Francia la parte occidental de la isla, dejó sin solución el problema de los límites entre las dos colonias. Más tarde, el Tratado de Aranjuez de 1797, indica como fronteras la Bahía de Manzanillo, por el norte, y por el sur el curso del río Pedernales.

2.-Todas las tentativas que se hicieron antes de 1930 (inicio de la dictadura de Trujillo) para definir los límites entre los dos países, inclusive la del laudo arbitral de su Santidad el Papa León XIII, fracasaron ante la apatía y la renuencia de la diplomacia haitiana, interesada en favorecer una silenciosa labor de conquista de nuestro patrimonio territorial en el sector fronterizo.
4.- Fue Trujillo quien el 27 de febrero de 1935 logró vencer al fin la resistencia haitiana y concertar un tratado en que se definen los límites entre las dos naciones. Pero este acuerdo, ¿resolvía definitivamente el problema? .

5.- Los tratados, señores, no son más que un pedazo de papel (¿igual que la Constitución?), cuando no se dispone de la fuerza y de la decisión necesarias para hacer cumplir y respetar cada una de sus disposiciones. Tuvimos fronteras respetadas, límites definidos, el día en que la voluntad determinante de Trujillo convirtió la vieja línea divisoria en una muralla operante, en que las armas de Trujillo hicieron efectivo nuestro dominio nacional sobre toda la extensión de territorio dominicano.
6.- La República Dominicana, en efecto, la República Dominicana anterior a 1930, no se perfiló jamás en la esfera del Derecho Internacional como una entidad soberana. Entre 1844 y 1861, año dela anexión, quienes mandaron aquí fueron los cónsules de Francia, de España y de Gran Bretaña.

8.- La política, a diferencia de la moral, no es el arte de perseguir lo justo, sino el de buscar lo conveniente. El conflicto con Haití y la masacre de 17,000 haitianos en 1937, no solo fue un hecho moralmente sin justificación, sino también un acto político sin sentido,… dada nuestra superioridad militar sobre la nación vecina.

10.- Concluyo, empero, si la masacre fue un hecho amoral, mas amoral fue la respuesta del presidente Stenio Joseph Vincent, quien aceptó el pago de una indemnización de cinco dólares por cabeza, por asesinado, lo que reafirma lo que siempre hemos dicho, que históricamente a los poderosos de Haití no les importan sus masas empobrecidas.

12.- Detrás de todo el discurso nacionalero, como vemos, está la esencia del pensamiento trujillista-balaguerista, y la cuestión haitiana es su punta de lanza.

El Nacional

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