El Gobierno ha vuelto a encontrar la manera de hacer entender al sector empresarial la pertinencia de medidas tan impactantes como el pago anticipado del Itebis a las materias primas importadas. Sin mayores esfuerzos. En principio el Presidente se comprometió con ellos a dejar sin efecto la polémica iniciativa, a cambio de que aceptaran la indexación de los carburantes.

El compromiso rodó desde que el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que los ingresos eran insuficientes para evitar un déficit fiscal inferior a los 47 mil millones de pesos este año.

Ante la dura realidad, con todo y que el Presidente había comenzado a honrar algunos compromisos con nombramientos en la Administración Pública, a la Dirección General de Aduanas no le quedó más que desconocer el acuerdo con los empresarios en cuanto al cobro del Itebis a las importaciones. Los empresarios que se levantaron tildándolo de ilegal, además de señalar que no proporcionaría los recursos para enfrentar el déficit, han cambiado repentina de posición tras un encuentro con los directores de Aduanas y de Impuestos Internos.

Y en consecuencia hasta desistieron del recurso de amparo que habían anunciado. Lo fácil que se rindieron se presta a conjeturas. Si no se cumplió el acuerdo para dejar sin efecto el anticipo del Itebis ¿qué seguridad se tiene de que el Gobierno respetará algún otro convenio con el sector empresarial?

Los empresarios saben que la actual crisis es resultado de que el Gobierno se desbordó para asegurar unos resultados durante el proceso electoral, pero su misión, al menor por ahora, no es cuestionar la causa del desbarajuste por el cual el FMI ha apretado con fuerza, sino responder hasta con sumisión al auxilio de las autoridades. Sabrán el porqué.Tan claro como el mensaje empresarial se perfila una realidad en que lo político se impone a lo institucional. Alguna disputa para entretener será puesta sobre el tapete.