Opinión

Batalla de buena fe

Batalla de buena fe

La comunidad evangélica ha elevado el protagonismo que ha tenido desde que un sector solicitó la eliminación del concordato suscrito en 1954 entre la Santa Sede y el Estado dominicano, bajo la dictadura de Rafael L. Trujillo, o que de lo contrario se le concedan los mismos privilegios, entre los cuales se destacan exoneraciones, remuneración, construcción de templos y otras obras, y rangos militares que se contemplan para los católicos.

Si la Constitución garantiza libertad religiosa y equidad, el reclamo tiene sentido.

De unas declaraciones del director general de Impuestos Internos, se desprende que las iglesias evangélicas, las mismas cuyos pastores se han metido de lleno en el debate de la problemática política, no se han quedado atrás con las facilidades fiscales para difundir la fe en Cristo. Tras ser acusado por el pastor de una congregación de ser enemigo de la comunidad evangélica y de limitar el “necesario trabajo de las iglesias del país“, Magín Díaz invocó el procedimiento para otorgar las exenciones del Itbis a las instituciones sin fines de lucro, entre las que figuran las entidades cristianas.

Y la verdad es que por la misión que cumplen, aunque no se esté de acuerdo en todos los casos con el protagonismo que exhiben líderes religiosos, las diferentes agrupaciones cristianas deben gozar del mismo derecho que los católicos y cualquier otra.

El sistema tributario podrá ser inequitativo, ineficiente e insuficiente, pero no por causa de los cristianos, quienes de seguro no figuran entre los beneficiarios de exenciones millonarias que se otorgaron entre 2010 y este año para que ingresaran al país 32 Ferraris, 18 Mercedfes Benz deportivos, 5 Rolls Royces, 5 Porsche, 4 Lamborghini, 4 Bentley, 1 Mercedes Benz Maybach, 1 Ason Martin y 2 yipetas Lezu blindadas.

Pero no deja de ser censurable que un mero problema burocrático, al menos en apariencia, se lleve a un plano personal. No había necesidad de enrostrarle al director de la DGII que durante el tiempo en que trabajó en la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), durante la gestión de Celso Marranzini, los subsidios al sector eléctrico se incrementaron, ni que ese periodo ha sido el peor de toda la historia del sector.

No es lo que se discute ni el camino. Los evangélicos tienen derecho a gozar de las facilidades que se otorgan a cualquier otra iglesia, pero la lucha por la fe no se puede confundir con cuestiones personales ni reducirse a una batalla de mala fe.

Los procedimientos para las exenciones tributarias tienen que respetarse. Sin importar credo. Y antes que pensar en la creación de nuevos impuestos a través de una reforma fiscal u otro mecanismo será siempre más factible que se reduzcan o eliminen las evasiones y privilegios.

El Nacional

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