Opinión

Batallas fáciles

Batallas fáciles

Existen batallas que son fáciles de librar. Todavía más, en muchas ocasiones se convierten en escenarios utilizados para simular una supuesta indignación que, oh sorpresa, suele brillar por su ausencia cuando se trata de confrontar intereses frente a los cuales se precisa de mayor nivel de atrevimiento y coraje. No me gusta adherirme a esas escaramuzas que no son otra cosa que el pretexto anhelado para ocultar la cobardía ante los desafíos difíciles.

A eso me resisto, con independencia de la veracidad y validez de la protesta enarbolada, porque lo que nos parece repulsivo no debe ser selectivo en función de variables acomodaticias que nos conducen a no ver lo mismo o incluso cosas peores ante otras manifestaciones tan o más despreciables. Eso no es honesto. Al contrario, me parece una actitud oportunista, irresponsable y dúplice.

Considero que eso ha ocurrido con dos recientes acontecimientos ante los cuales he visto rasgarse las vestiduras a muchas personas de quienes no he escuchado sus voces frente a circunstancias de mucho mayor calado.

Claro que resulta asqueante constatar cómo un diputado electo hace una inconcebible declaración que después intenta justificar de pésima manera, con la agravante de que la coloca en las redes sociales con un orgullo digno de mejores causas.
Es evidente que nadie con un mínimo sentido de respeto ante la memoria histórica de un personaje de la dimensión de Juan Bosch puede quedarse impávido ante la estulticia de colocar su imagen en billetes de lotería, un símbolo tan antítesis de su trayectoria de vida personal y política.

Ahora bien, ¿está la primera acción, más representativa de ignorancia que de cualquier otra cosa, colocada en términos de ser causa de rechazo, por encima de la sentina en que ha devenido un poder legislativo que ocupa un lugar de mayor preponderancia en las etiologías de nuestras problemáticas nacionales que en la búsqueda de sus soluciones? ¿Acaso puede afirmarse que, como cuerpo institucional, está el congreso de la república en un sitial superior al que podemos asignarle a ese legislador electo a partir de sus rechazables declaraciones?

En cuanto al fundador del PLD, ¿constituye la estupidez de poner su imagen en billetes, una acción más execrable que la traición histórica a sus principios e ideales en que han incurrido legatarios que han estado por debajo del ejemplo trascendente de esta figura inmortal?

Reaccionemos ante todo, o al menos tengamos el decoro de callar.

El Nacional

La Voz de Todos