Opinión

Breve que te quiero breve

Breve que te quiero breve

Más sobre el Sol: en el ecuador su superficie gira una vez cada 25 días, pero cerca de los polos se mueve más lento, dando una vuelta cada 36 horas. Este comportamiento curioso se debe a que el Sol no es un cuerpo sólido como la Tierra. Y lo que es más: la rotación diferencial solar se acentúa hacia su interior, pero asombrosamente su núcleo se comporta como un cuerpo sólido. Allí, la presión es altísima, de unas 250 mil millones de atmósferas. Imagínese un huevo de gallina siendo atropellado por una patana cargada a toda capacidad, sufriríamos esa misma suerte si pudiéramos pararnos justo en el centro del Sol.

Cada segundo el Sol emite 360 trillones de megavatios de energía radiante, millones de veces más que toda la energía empleada por la humanidad desde el comienzo de la civilización. Las regiones frías de la superficie del Sol son unas 125, que se manifiestan mediante manchas negras, las cuales cambian cada 11 años. Aunque tales regiones, mal llamadas “frías”, rondan los 3 mil millones de grados Celsius. Cada manchita abarca unos 50 mil kilómetros de diámetro. Para tener una idea de esta enormidad, recordemos que nuestro planeta entero apenas tiene 12,500 kilómetros de diámetro.

El Sol emite una corriente continua de partículas muy cargadas, llamada viento solar, el cual se desplaza a 450 kilómetros por segundo. Al ser designado con el vocablo viento, dicha designación tiende a confundir porque no es un viento en el sentido familiar o terrestre de la palabra. Al Sol lo estudian permanentemente 5 satélites dotados con la mayor tecnología disponible, para arrancarle sus más recónditos secretos, sobre todo al nivel de su núcleo, donde se produce la alquimia prodigiosa de convertir 8 mil millones de toneladas de hidrógeno en helio cada segundo.

Recordemos que el Sol se formó de una estrella previa, cuyo estallido expresado en polvo cósmico muy denso e infinitamente grande, hizo las veces de placenta para la incubación de su núcleo termonuclear. De modo que antes del Sol, podemos evocar en su lugar a su madre fallecida, la vieja energía radiante que iluminó su propio sistema solar, arrojando vida a un planeta que, como la Tierra, tal vez prosperó hace 10 mil millones de años. Nunca lo sabremos, con la misma certeza de que nada es eterno.

Sus habitantes, si acaso los hubo, creían que su estrella duraría por siempre, tal como nosotros damos por sentado que el Sol saldrá mañana desde el fondo del horizonte. Y en su permanente ciclo de vida y muerte, dentro de 5 mil millones el Sol agotará su combustible y, moribundo, sufrirá 2 sórdidas transformaciones: primero se convertirá en gigante roja que devorará a la Tierra en un santiamén. Y acto seguido, se hundirá bajo su propio peso hasta convertirse en una enana blanca que tardará un trillón de años en enfriarse.  juajua24@hotmail.com

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