Estamos solos en el universo? No, para nada. El fenómeno de la vida es la norma en el universo, no la excepción. Si no estamos solos, ¿cuántos más nos acompañan en la odisea cósmica? Nadie lo sabe exactamente, solo cálculos o supuestos como los siguientes: ¿Galaxias en el universo? 400 mil millones. ¿Estrellas por galaxia? Probablemente 200 mil millones como promedio. ¿Sistemas solares por galaxia? 100 mil millones. ¿Cantidad de planetas en cada sistema? Una media de 900 mil millones. ¿Mundos habitados por galaxia? Tal vez 400 mil. ¿Seres inteligentes por cada galaxia? Unos 50 mil millones. ¿Seres de otros mundos capaces de enviar señales de comunicación? 30 mil millones. ¿Mundos interesados en contactarnos? Tal vez unos 15 mil millones.
¿Seres parecidos a nosotros? Prácticamente cero. El ejemplo que ilustra tan contundente afirmación, está en la Tierra, donde bastan mínimos cambios geográficos y climáticos para que existan seres humanos blancos, negros o chinos, muy diferenciados entre sí.
Un segundo criterio proclama que criaturas como el ser humano abundan por todo el universo, con ligeras variantes en tamaño, facciones o color de la piel. Otra vez, el ejemplo que nos explica esto lo tenemos en el mar, donde ballenas y delfines son mamíferos marinos que adoptan una forma estilizada muy similar para optimizar su desplazamiento.
¿Por qué no se comunican con nosotros? No pueden o no quieren. La tercera opción es que lo intentan, pero no disponen de capacidad tecnológica para hacernos llegar su mensaje. Nuevamente, el ejemplo está en la Tierra, ya que hace solo 100 años, nuestros abuelos no tenían capacidad de fabricar naves a la Luna, Estaciones espaciales o Transbordadores.
