Hace unos 600 millones de años, los trilobites eran la especie dominante sobre el planeta, siendo unos animales altamente organizados que poblaron los mares primitivos. Muy parecidos a grandes insectos, sobrevivieron por más de 270 millones de años, y aunque sus cuerpos eran blandos y con una cubierta quitinosa que normalmente los llevaría a desintegrarse sin dejar rastro, muchísimos ejemplares se han conservado sin problema por haberse mineralizado.
Hoy por hoy, los trilobites son de los fósiles más buscados por los coleccionistas que a menudo emprenden su búsqueda piqueta en mano. Y de hecho, buscar trilobites era precisamente lo que estaba haciendo William J. Meister cuando halló algo desconcertante en 1968: se topó con un trilobite aplastado, que se hallaba incrustado a la altura del talón de un pie humano que calzaba una especie de bota puntiaguda.
La pregunta que se hizo la arqueología y sigue sin respuesta hasta la fecha es: ¿acaso nos precedió una especie humana que desapareció sin dejar rastro, entre 400 millones de años atrás en el tiempo?
¿Acaso las obras de esos humanos del remoto pasado irán apareciendo en el futuro cercano, de tanto buscar y buscar? ¿Acaso esos humanos eran muy gigantes como los muchos fósiles encontrados en todo el mundo lo demuestran, o muy pequeñitos, tipo miniatura, como los numerosos ejemplos hallados lo sugieren?
¿Qué hacía un hombre, como usted o como yo, con botas modernas, paseando hace 300 millones de años? Podríamos conjeturar que es la pisada de un antiguo astronauta de otro planeta o de un viajero en el tiempo, pero solo son conjeturas.
Debido a la aparente contrariedad entre la edad de la capa geológica en la que fueron halladas las huellas y el presunto origen moderno de las mismas, muchos especialistas opinan que estos humanos pertenecieron a una civilización de tecnología mucho más avanzada que la nuestra, pero extinguida hace por lo menos millones de años. ¿Usted se imagina?
