Opinión

Breve que te quiero breve

Breve que te quiero breve

Fuego! Nuestros más antiguos ancestros no conocían el fuego. Si no fuera por los ocasionales rayos fortuitos que caían en la jungla, jamás habría podido entenderlo. Sus capacidades cognitivas eran escasas, necesitaría de mayor alimento para convertirse en el hombre pensante de Neandertal. Para obtener una dieta rica en proteínas significaba que debía matar, volverse asesino de otras especies. Del oso tomó su piel para cubrirse, del león sus colmillos ara lucirlos, del águila sus plumas como ornamento. pudo hacer calzado, herramientas y armas.

Pero para poder llegar a dominar el fuego, el hombre prehistórico debía ser valiente y quedarse luego de que el rayo convirtiera en fuego a un árbol calcinado. Mientras todos los demás corrían, uno se atrevió a coger una rama ardiente y la llevó a la aldea. Era magia para todos,  convertido en sumo sacerdote desde entonces,  pero sin darle un uso práctico todavía, sólo un leño hecho fuego y nada más. Pasarían otros mil años antes de que el hombre de las cavernas aprendiera a encender el fuego por sí sólo para diferentes usos prácticos.

¡Por fin las noches serían iluminadas! De esta forma, con el dominio de la noche, el hombre tendría más tiempo para crear, plasmando sus ideas en las paredes de las cavernas. Y lo más importante, el fuego de la hoguera permitió una intensa socialización, creando vínculos y el sentido de pertenencia. Así nacería el concepto de familia, no en vano la palabra hogar se deriva de la palabra hoguera. El auge de los sentimientos, el apego al grupo, el liderazgo o el amor filial, todo esto surgiría por el solo hecho de reunirse cada noche al calor de una fogata.

Con el uso del fuego, se pudo cocinar los alimentos, ablandando la carne de los animales cazados, propiciando así un rápido desarrollo cerebral. Y con el crecimiento del cerebro, nacería nuestro temor por la muerte, la reverencia por las personas muertas y nuestra idea del más allá. Y lo más grande y misterioso, por primera vez preguntarnos a nosotros mismos ¿Quién soy yo? ¿Qué papel juego en el universo?.

 

El Nacional

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