Opinión

Breve que te quiero breve

Breve que te quiero breve

El auto de la Primera Guerra Mundial: el vehículo sobre el cual mataron al archiduque Francisco Fernando de Austria, fue llamado el carro maldito por la serie de eventos que ocurrieron después. Fabricado por la marca austriaca Graef und Stift, el auto fue comprado por el General Portiorek, de la guardia del archiduque, el cual comenzó a tener problemas mentales y murió en un manicomio. El siguiente propietario murió atropellado por unos caballos en estampida, justo al bajarse de la limosina. Su siguiente dueño fue capitán del ejército, que al intentar esquivar a unos campesinos chocó contra un árbol, muriendo en el acto.

El vehículo fue adquirido por el gobernador de Yugoslavia. Durante el tiempo que lo tuvo en su poder, sufrió cuatro accidentes distintos en uno de los cuales perdió un brazo. Llegó a la conclusión de que la limusina traía mala suerte y su amigo, el doctor Srikis, se lo compra, riéndose de esa idea. A los seis meses de poseerlo, Srikis moriría al volcar en el vehículo.

Posteriormente, fue adquirido por Simon Mantharides, joyero coleccionista de antigüedades, quien se suicidó seis meses después por causas desconocidas. El Graef und Stift pasó a manos de un médico y, al parecer, comenzó a perder pacientes y a tener problemas económicos. Por este motivo, lo puso en venta. Finalmente el auto se convirtió en propiedad de un corredor suizo nada supersticioso: quería probar que aquel modelo no era el portador de ninguna maldición. A los pocos días moriría en carretera.

La historia más curiosa de este caso es la de un rico terrateniente residente en Sarajevo. Un día, mientras paseaba feliz con su nueva adquisición, el Graef und Stift se quedó parado sin motivo aparente. Cuando estaban atándolo a un carro de bueyes para transportarlo al taller, aquel vehículo infernal se puso en marcha súbitamente, atropelló a su dueño y cayó por un barranco. Leyenda o realidad, el vehículo es histórico.

El Nacional

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