Opinión

Breve que  te quiero breve

Breve que  te quiero breve

El 2009 fue declarado por las Naciones Unidas “Año internacional de la Astronomía”. Su frase emblema es “El universo: para que lo descubras”. Hace 10 mil años los seres humanos destinaban el 75% de sus noches a interpretar la bóveda celeste. Nuestros ancestros escrutaban los cielos con un sentido íntegramente ritual, base de su vida prehistórica.

Al pie de la caverna, poblados enteros, hermanados por la absorbente lejanía, se entregaban  a una comunión diaria con el espacio, ceremonia fundamental para sus vidas. 10 milenios más tarde, la sociedad de hoy no dedica nada de tiempo a observar las estrellas. No hay condiciones para hacerlo. Ni mucho menos necesidad. Para colmo, el neón de las ciudades ahoga la pálida luz proveniente del corazón de las galaxias. La única forma de conectarnos con los astros es a través del horóscopo anodino o mediante el ilusorio astrólogo comercial, ese abusador profesional que tanto se ha multiplicado. Pero dado que estamos en el Año Internacional de la Astronomía, esta columna redoblará sus esfuerzos por divulgar los valores de esta ciencia exacta.

Comenzamos con el año-luz: equivale a poco menos de 10 billones de kilómetros, la distancia que recorrería la luz en un año, a razón de 300 mil km o 186 mil millas por segundo. Eso significa que la luz puede darle 7 vueltas a la Tierra en un segundo. Un rayo de luz sólo necesita de un segundo y medio para ir de la Tierra a la Luna. En sólo 3 segundos la luz viaja de ida y vuelta a la Luna. El Sol está a 8 minutos luz, de modo que el Sol que entra por su ventana cada día no lo hace en tiempo real,  es el Sol de hace 8 minutos.

El sistema solar es una cosa muy grande para nosotros, pero se recorre en tan sólo medio año-luz. La estrella más cercana se ubica a 4.3 años-luz, o lo que es lo mismo casi 50 billones de kilómetros. La Tierra se localiza a 36 mil años-luz del centro de la galaxia, la cual tiene 150 mil años-luz de diámetro. La estrella Sirio, la más brillante de la noche, está a 8 años-luz de distancia. La galaxia de Andrómeda, la más próxima de la nuestra, resplandece a 2.3 millones de años-luz.

Se han localizado objetos cósmicos a 15 mil millones de años-luz de distancia, de modo que se ubican al borde del universo conocido. Unos dicen que éste se recorrería tras una larga odisea de 20 mil millones de años-luz, una cifra tan infernal que provoca el estallido de nuestras neuronas. Por si fuera poco, se está expandiendo.

El año-luz no es  unidad de tiempo, sino de longitud. Es un invento práctico porque le facilita a la mente con cifras terriblemente grandes, porque de otra forma, deberíamos expresar que Sirio está a 8230896000000000, lo cual es un número tan grande que perturba, por eso es mejor decir que Sirio está a sólo 8 años-luz de casa. De modo que si la estrella Sirio estallara en este momento, no lo sabríamos sino hasta dentro de 8 años, ¡allá por el 2017!

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