Opinión

Brisa de tormenta

Brisa de tormenta

Cuando el 15 de agosto de 2015 el presidente de Guatemala, el derechista Otto Pérez Molina, se vio compelido a dejar el poder arrastrado por un fuerte oleaje contra la corrupción, no se le prestó la menor atención. Con unas elecciones a la vuelta de la esquina, pudo pensarse, si es que se pensó, que al fin y al cabo se trata de un gobernante al que le quedaban pocos días para entregar el mando a su sucesor.

Pero desde entonces tanto él como la vicepresidenta Roxanna Baldetti están tras las rejas por un escándalo de menos dimensión que los sobornos pagados por Odebrecht para la contratación de obras.
Los vientos que comenzaron en la nación centroamericana con estruendosas y repetidas protestas por el caso de “La Línea”, un mecanismo a través del cual los empresarios pagaban sobornos para evadir el pago de impuestos, se han propagado como un huracán, batiendo con fuerza las estructuras en que se ha cimentado el poder político.

En Argentina, con la llegada al poder de Mauricio Macri, el Poder Judicial ha encarcelado a prominentes contratistas y colaboradores de la expresidenta Cristina Fernández por enriquecimiento ilícito y lavado de activos, en tanto ella ya ha sido expedientada sobre algunos casos. Como ha ocurrido en Brasil, el alegato de persecución política pierde, ante las evidencias, cada día más peso.

En la separación del poder de Dilma Rousseff, en Brasil, no se enarbolaron actos de corrupción, sino la manipulación de las estadísticas fiscales. Pero tras el escándalo de Petrobras y la operación Lava Jato, por los que sí se ha incriminado al expresidente Lula da Silva, ahora ha aflorado que la exmandataria se benefició en su campaña del sofisticado esquema de corrupción que se había orquestado para incidir en los resultados de los procesos electorales. Las investigaciones han arrojado que los tentáculos del proyecto se extendieron por varios países de América Latina.

Por lo menos se ha declarado, aunque todavía esté por confirmar, que la campaña del expresidente de Perú, Ollanta Humala, fue financiada por el consorcio brasileño con el propósito, como es obvio, de devolver con obras “sobrevaluadas” el apoyo económico.

No en todos los países se hurgará hasta sacar a flote toda la verdad sobre las operaciones de Odebrecht, pero el revuelo que ha aflorado confirma que se está en presencia de una cruzada contra la corrupción política, cuya chispa se encendió con el escándalo por el cual están en prisión en Guatemala el expresidente Pérez Molina y la exvice Baldetti.

En la medida que afloran los escándalos, los pueblos toman más conciencia del efecto que tiene la corrupción en sus condiciones de vida. La marcha de ayer domingo que tiñó de verde la ciudad es un vivo ejemplo.

El Nacional

La Voz de Todos