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Caamaño Deñó prometió volvería con botas puestas

Caamaño Deñó prometió volvería con botas puestas

“Me voy, y si tengo que volver lo haré con las botas puestas; todavía no sabemos lo que puede suceder en República Dominicana”, así se despidió el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó el 22 de enero de 1966 antes de salir hacia el exilio en Londres.

Angustiado, según sus cercanos colaboradores, el líder de la revolución de abril de 1965 dejó su lar nativo para salir hacia Londres, sin saber cuándo regresaría a su patria.

Pero como hombre de palabras en este mundo competitivo en que muchas veces es necesario mentir, decir medias verdades, romper contratos y dejar esperando a las personas, cumplió al dedillo sus palabras.

Regresó, siete años después de aquel pronunciamiento, el 2 de febrero de 1973 al mando de una guerrilla por Playa Caracoles, San José de Ocoa, junto a nueve compañeros.

Su deseo hubiese sido quedarse aquí tras el desenlace de la guerra constitucionalista, pero su salida era el resultado de una negociación para poner fin al conflicto. Su rival, que encabezaba las fuerzas conservadoras, Elías Wessin y Wessin, también tuvo que salir del país.

Antes de salir hacia Londres, en su residencia de la calle Félix Mariano Lluberes 12, de Gazcue, era todo un alboroto de sus amigos desde la noche anterior.

Los más cercanos colaboradores iban a despedirse, con un dejo de tristeza. Cuentan que Caamaño se llevó su fusil AR-15 a Londres, donde iba a ocupar el cargo de agregado militar de la embajada dominicana en la capital de Inglaterra.

En su viaje al exilio, siete personas le acompañaron, Alejandro Deñó Suero (Chibú), su tío, miembro de su escolta, María Paula Acevedo (Chichita) su esposa; Fellita Caamaño Grullón, su prima junto a sus dos hijos Cynthia y Pedro Dipp Caamaño y Francis Alexander y Alberto Caamaño Acevedo. En Londres le nació Paola.

Caamaño salió de su casa de Gazcue en el carro placa número 1 del entonces presidente Hector García Godoy, que lo llevó al hotel El Embajador, desde donde fue transportado en helipcótero estadonidense hasta el aeropuerto Punta Caucedo. Hizo escala en Puerto Rico, donde fue esperado por decenas de dominicanos que lo victorearon en su destino a Nueva York. Desde esa urbe voló hacia Londres.

Tras llegar a Inglaterra su mente estaba puesta en su regreso a la patria qeu lo vio nacer.

Hamlet Hermann, quien falleció el pasado martes víctima de un infarto, combatiente junto a Caamaño en Playa Caracoles, dice en una publicación que trataban de desvirtuar sus ideas a Caamaño “ofreciendo bienes materiales al tiempo que lo espiaban ocultando micrófonos en su apartamento de Palace Gate 8”.

Caamaño, sostiene Hermann, decidió buscar en Cuba la forma de regresar a República Dominicana a continuar la lucha que iniciara en 1965.

Con su fusil a cuesta, porque su esposa Paula Acevedo se lo llevó clandestinamente a Cuba, encabezó una utópica y desigual lucha aquel 2 de febrero de 1973 contra un gobierno de Joaquín Balaguer, que se había consolidado en el poder.
De esa histórica y memorable partida, hoy se cumplen 50 años.

El Nacional

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