Opinión

Callejón sin salida

Callejón  sin salida

Que Venezuela tenga que abrir sus fronteras para que su gente vaya a abastecerse de alimentos a Colombia, una nación que siempre se ha tenido al menos, subraya la gravedad de la crisis económica que acosa a la revolución bolivariana que conduce el presidente Nicolás Maduro. Se ha olvidado el incidente, no bien aclarado, que determinó que el paso fuera cerrado para contener la penetración de supuestos paramilitares y contrabandistas que atentarían contra el régimen.

Como la necesidad tiene cara de hereje a los venezolanos no les importa dónde se adquieren o de dónde llegan los alimentos y otros productos, sino suplir la escasez que sufren desde que la hiperinflación y la caída de los ingresos provenientes del petróleo comenzaron a dificultar su existencia.

Si la crisis económica es grave, también lo es la política. La combinación de ambas es lo que tiene a Maduro en la cuerda floja, a tal punto que su suerte parece depender de la comisión, aunque muy cuestionada por la oposición, que integran los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos. El Gobierno se ha aferrado a la misión como una tabla de salvación, aun sea para ganar tiempo. Sin embargo, los obstáculos con que han tenido que lidiar los comisionados tornan el proceso muy escabroso.

En tanto el diálogo se ha estancado y a Venezuela se le ha impedido hasta asumir la presidencia pro tempore del Mercosur, los expresidentes Rodríguez Zapatero y Fernández han sido atacados por su supuesta parcialidad a favor de Maduro.

La oposición no cree más que en el referendo revocatorio, que es una medida constitucional, para superar la crisis tanto política como económica que sufren los venezolanos. Pero Maduro, que sabe que la convocatoria de la consulta representa su caída ipso facto, no solo se resiste, sino que ha optado por forzar un diálogo en que tampoco cree, pero que le conviene.

Por ahora el juego está trancado, sin que se vislumbre una salida cívica a la crisis política de Venezuela. Antes que presionar a Maduro, como lo ha hecho el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, la comunidad internacional se ha decantado por la cautela. Sabe que una fiera acorralada pueda ser peligrosa.

Que se amplíe la comisión de Unasur con representantes del Vaticano y de la OEA, como ha planteado la oposición, no acelerará una salida al conflicto. En tanto el Gobierno esté cerrado a la convocatoria de la consulta, al menos para este año, la tensión no hará más que subir. En la economía la apertura de la frontera con Colombia para que la gente compre comida ha sido una válvula de escape. Sin embargo en el escenario político no se sabe cuál sería ese paliativo.

El Nacional

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