El Nacional
SANTIAGO.-El arzobispado de aquí afirmó que República Dominicana aún está a tiempo de frenar el crimen organizado del secuestro y advirtió que los organismos de seguridad del Estado tienen que emplearse a fondo utilizando todos los mecanismos preventivos que eviten vivir el infierno de esa actividad delictiva.
El Estado no tendría razón de ser si no es capaz de ofrecernos un ambiente de paz, tranquilidad y seguridad ciudadana, advierte la iglesia católica en el editorial del semanario Camino, que circulará esta semana en todas las parroquias del país.
Manifiesta que es una acción perversa y criminal privar a una persona de su libertad para obtener dinero.
Llevar dolor, angustia y sufrimiento a una familia por la captura de un ser querido que delincuentes lo ponen al borde de la muerte es desgarrador, resalta el medio católico.
Aseguró que en el país se están viviendo escenas como éstas, al incrementarse un nuevo estilo delincuencial que es el secuestro de personas.
El periódico se manifestó preocupado por los últimos casos de secuestros ocurridos en San José de Ocoa, San Francisco de Macorís y Santo Domingo.
Cuidado si asumimos una actitud de indiferencia frente a esta nueva modalidad del crimen organizado.
Dijo que el problema es serio y merece ser enfrentado con prontitud y puso como ejemplo lo que está pasando en ese sentido en México donde el año pasado se registraron siete mil secuestros, sin contar que de cada caso denunciado, dos se quedan en el silencio por temor de los familiares de la persona secuestrada a que los responsables de este crimen tomen otras acciones de venganza.
Se estima que en la tierra de Benito Juárez hay un secuestro cada 40 horas. Los montos que piden los secuestradores por el rescate varían como los precios de un supermercado. Ya nadie está seguro precisó.
Se lamentó de que se hable de industria sin chimeneas al referirse a esta trágica forma de adquirir dinero fácil y ve que sectores mexicanos, preocupados por estos hechos, hablan de las causas que llevaron a este pueblo a una descomposición social tan espantosa.
