Opinión

Camino tortuoso

Camino tortuoso

La celebración de elecciones libres no puede ser un camino más tortuoso en muchos países de la región. Lo reconfirma la crisis de Honduras. A siete años del golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya, se pensaba que la nación había superado su funesto pasado. Más aun después que hace apenas s cuatro años se realizaron unas votaciones, las que encumbraron al actual mandatario Juan Orlando Hernández, en que los resultados se conocieron en cuestión de horas, sin generar los traumas que eran tan comunes en los certámenes en distintos países. La actual crisis anula cualquier ilusión en el sentido de que la región se ha liberado de los fantasmas que interferían en los procesos.

El primer nubarrón asomó con la repostulación de Hernández, gracias a un fallo del Tribunal Constitucional que anuló la prohibición consignada en la Carta Magna. Conforme a las encuestas y al mismo ambiente la reelección parecía asegurada. Bajo su gestión el país, de unos 112,500 kilómetros cuadrados y poco más de 9 millones de habitantes, que tiene en la agropecuaria una de sus principales fuentes de producción, había conseguido una significativa estabilidad social y política. Pero las votaciones evidenciaron que los hondureños no estaban satisfechos con el modelo, sino que anhelaban un cambio. O, si se quiere, un retorno de Zelaya sin Zelaya.
Cuando se inició el conteo de los votos, apareció la gran sorpresa: el candidato opositor Salvador Nasralla, un periodista de espectáculo que se define apolítico, aupado por la izquierda liderada por Zelaya, con un discurso contra la corrupción y la impunidad, salió al frente hasta que se había computado alrededor del 53% de las mesas. Su ventaja era de alrededor de un 5% . Parecía tener la victoria asegurada hasta que ocurrió un largo apagón informático, después del cual su contrincante apareció arriba y él abajo, con una diferencia de menos de un punto.

Es difícil no relacionar con un fraude la supuesta falla técnica. Antes de que se proclamara a Hernández como ganador los hondureños tomaron las calles para reclamar respeto a la voluntad popular.

Es verdad que en muchos países no se han eliminado por completo prácticas que cuestionan la lucha democrática, como el abusivo uso de los recursos públicos para comprar voluntades, la represión, el clientelismo, dificultades a los votantes y muchas otras. Pero aun así es bastante lo que se ha avanzado.

El mejor ejemplo: En Perú, que registró el resultado más cerrado de la historia de la región, cuando Pedro Pablo Kuczynski derrotó a Keiko Fujimori, no hubo mayores pataleos.

Lo de Honduras, sin embargo, representa un gravísimo retroceso, para colmo en un momento en que por la corrupción, las desigualdades y otros males en toda la región se verifica un creciente desencanto contra la clase política.

El Nacional

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