Siempre que pueden, los camioneros no desperdician la oportunidad de transitar por el malecón, a pesar de la prohibición de desplazarse por la vía que data de 2012. Cuando los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet) los detectan, por lo regular les recomiendan, con amabilidad casi sumisa, que se desvíen.
La circulación está prohibida entre la avenida Máximo Gómez y la Arzobispo Meriño, pero los camioneros, tal vez porque saben que solo los van a amonestar y no a multar, no dejan de tratar de colarse. Para colmo, tampoco transitan con la menor prudencia dentro de la sociedad.
El alcalde del Distrito Nacional, David Collado, quiere regular por medio de un acuerdo el tránsito de vehículos por la ciudad. Sería una saludable medida siempre que las autoridades estén decididas a tomar el toro por los cuernos. Con el monopolio que ejercen y las violaciones de las normas municipales, los transportistas de carga parece que cuentan con una patente de corso.
