Días atrás, la Procuraduría General de la República y el Ministerio de Educación, anunciaron el acuerdo interinstitucional de un programa para prevenir la violencia de género en los centros escolares públicos y privados.

Es una buena promesa, sin embargo, recordamos que las diferentes campañas ejecutadas por el Minerd, en ese sentido no han conseguido doblegar el uso del propio sistema de educación dominicano, empantanado en un imaginario aislado del sistema de prevención y atención a la Violencia de Género contra las Mujeres y las Niñas que existe en el país.

No son campañas lo que se necesita, son cambios estructurales que remuevan en el corto plazo la costumbre, establecida como tradición, de que estas violencias, cuando afectan a Educación, se resuelven por las direcciones distritales que deciden los cientos de casos que se presentan sistemáticamente.

El Minerd, no está preparado para seguir gastando en campañas. No sabe detectar, ni prevenir, ni contener y mucho menos erradicar el paradigma de las violencias contra las mujeres y contra las niñas, porque sigue manteniendo dentro de su organización, a hombres violentos, a mujeres resignadas y a alumnas abusadas.

Y compartiré otro caso descubierto en enero pasado. Se trata de una niña de 15 años acosada y violada por el subdirector, en un municipio del interior del país.

La niña, huérfana de madre desde los 10 años, vive con una tía, hermana del padre, emigrado fuera del país. Es una tía violenta que la maltrata física y emocionalmente y que en un principio puso la denuncia del crimen pero por el dinero recibido para parar el escándalo, desistió de su acción.

El caso está en manos del Minerd, en la regional correspondiente, documentado, con la confesión del violador que admite su falta y ser reincidente. La niña, aterrorizada, sigue asistiendo al mismo centro donde sucedieron los hechos y donde el Subdirector se mantiene en su trabajo.

En la escuela, no se puede hablar de campañas que hablen de agresores violadores lejanos para prevenir violencia de género en las familias del alumnado, si no se resuelve el problema que tiene el Minerd dentro del sistema.

Tanto el Procurador como el Ministro, deben entender que lo primero es desestructurar las prácticas de violencias de género dentro de la escuela y además, que los crímenes generados no se resuelven en Educación, porque son casos de la justicia penal dominicana.

Un llamado al Ministerio de la Mujer, que se ha demostrado interventor en su nueva administración, para que apoye un proceso de desmonte de las prácticas revictimantes y tradicionales en educación.