Opinión

Cápsulas

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Yo me he pasado la vida preguntándome: por qué la capital de la República Dominicana no puede llamarse Ciudad Duarte?

¿Por qué la capital de la República Dominicana debe llevar el nombre de alguien que incluso vivió siglos antes de que realmente naciera nuestro país?

Y por demás, un líder religioso, como el hoy Santo Domingo de Guzmán, cuyas ideas, acciones y fanatismos sentaron parte de las bases de lo que hoy sería la temible Inquisición?

La única relación con esta tierra por parte de Domingo de Guzmán lo constituye el hecho de que fundó la orden de los dominicos, una de las más prestigiosas de mi Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana y la que llegó aquí con los conquistadores, evangelizadores y saqueadores de lo que sería el continente americano.

Cuando Juan Pablo Duarte nació, el 26 de enero de 1813 hacía casi 6 siglos que había muerto Domingo, pero es el nombre de éste que lleva la Ciudad Primada de América y no el nombre del que la fundó, la creó, la hizo un Estado libre e independiente.

Mientras algunos discípulos de Domingo se encargaron de apoyar el genocidio indigenista, más de 3 siglos después nacería el que sobre tales muertos, y otros más, fundaría la República Dominicana.

Pero… la capital de la República lleva el nombre del líder de los socios del exterminio y no del que tuvo la visión, el valor, las ideas, las obras y el sacrificio de darnos una nacionalidad, de darnos una identidad.

Mientras algunos de esos cómplices ensotanados de la barbarie eran capaces de exculpar a la malvada soldadesca de sus hechos de sangre diciendo que los indios no tenían alma, Juan Pablo Duarte dio alma, vida y corazón a un terruño que convirtió en Patria.

Pero… la capital de la República lleva el nombre de un sacerdote que tiene todos los méritos del mundo en su país, en su Orden y en la Iglesia Católica en sentido general, no así el nombre del que lo dio todo, lo entregó todo, lo sacrificó todo para que por espacio de ya casi 165 años existiera en la parte occidental de la isla Española una República que, como si todo lo anterior fuera poco, también lleva por gentilicio otro honor a Santo Domingo de Guzmán y sus “canes”, o sea, los “dominicanes” (no dominicanos), los “canes” del líder.

Juan Pablo Duarte tuvo mala suerte en la vida y en la muerte, y en la gratitud sin memoria del pueblo dominicano.

De lo contrario, por qué la capital de la República Dominicana no puede llevar su nombre, Ciudad Duarte, el nombre del hombre que la hizo, la forjó, la creó.

¿Cuál es el problema? ¿Por qué la capital de la República no puede llamarse Ciudad Duarte si no hay ningún dominicano que lo merezca más que él, mucho menos uno que no solo no fue dominicano sino símbolo de la intolerancia, la injusticia, la represión y todo lo que precisamente Duarte despreció y luchó contra eso?

Si fuimos tan valientes, patriotas, decididos, resueltos y dinámicos para quitarle el nombre de Santo Domingo de Guzmán y ponerle el de un tirano (Trujillo, en 1936) porqué no cambiarle el nombre de Santo Domingo de Guzmán para ponerle el de, Padre de la Patria.

De acuerdo a eso, para los dominicanos es más importante que la capital de la República lleve el nombre del religioso que vivió hace 9 siglos o del tirano que nos sojuzgó casi 32 años, que el del Padre de la Patria.

¡Ciudad Duarte!

El Nacional

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