Opinión

Cápsulas

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Los Estados Unidos de América se habían estremecido con la llegada de una sueca de la categoría artística y belleza de Ingrid Bergman, que terminó ganando el Oscar varias veces.

Un Bergman hombre, esta vez Ingmar, también impactaría ese país, desde Suecia, como uno de los más influyentes directores cinematográficos de todos los tiempos, que no era familia de la exquisita actriz.

Para no alargar mucho el asunto de Suecia-Estados Unidos, Ann Margaret se fue de Estocolmo para impresionar el mundo del cine y del espectáculo en vivo (Las Vegas, al lado de su amigo Elvis Presley) de Estados Unidos.

A USA llegaría más tarde, y a través del deporte, el campeón de múltiples torneos de tenis Bjon Borg, en su momento de mayor esplendor el mejor tenista del mundo.

Y si necesitamos, para no perder la costumbre, meter la política tenemos que un sueco, el asesinado estadista Olof Palme, dio mucha agua a beber a la política exterior de los Estados Unidos.

Los amantes de las tetas grandes y la “Dolce Vita” (con permiso del maestro Fellini) no me perdonarían que dejara fuera de esta breve lista de impactos en USA de Suecia, a la voluminosa Anita Ekberg y su chapuzón en la legendaria “Fontana di Trevi”, para alegría y tormento de Marcelo Mastroianni.

Sin necesidad de recordar, ahora a la inversa (Suecia-USA) la vaina que el gran novelista estadounidense Sinclair Lesis le echó a la Academia Sueca rechazando el premio Nobel de Literatura de 1930, que finalmente el “Sistema” le obligó a aceptar.

Bueno… el 26 de junio de 1959, en el Yankee Stadium de la ciudad de Nueva York, hogar desde 1923 de los Mulos del Bronx y sus 26 Series Mundiales, un sueco estremeció a los Estados Unidos y al mundo al vencer y quitarle al negro estadounidense Floyd Patterson el campeonato mundial de los pesos pesados.

Floyd Patterson, uno de los ases de la aplicación de la técnica en el deporte del marqués de Queensberg y (¡Ay, Oscar Wilde!), caía vencido ante el sueco Ingemar Johansson), que desconozco si hay alguna relación familiar entre él y la hoy famosa actriz y fetiche de Woody Allen, la sexy y talentosa Scarlet Johansson.

El caso es que Ingemar Johansson venía de ser campeón olímpico (hubo una crisis) en Helsinki, Finlandia, en 1952 y campeón pesado de  Europa en 1955.

Cuando Ingemar Johansson se enfrentó a Floyd Patterson aquel 26 de junio de 1959, el sueco traía 26 victorias, 17 de ellas por la vía rápida.

Si bien Floyd Patterson recuperó la corona al efectuarse la revancha, ya Ingemar Johansson había pasado a la historia del  boxeo como el primer (y único, hasta ahora) sueco y el segundo europeo en ganar el título mundial de la división pesada.

El otro europeo es el alemán Max Schmeling, que lo ganó en 1930 derrotando al estadounidense Jack Sharkey, pero que finalmente se hizo mundialmente famoso cuando sorpresivamente venció al gran Joe Louis el 19 de junio de 1936, que sirvió de gran propaganda a la Alemania nazi de Adolf Hitler, aunque Max Schmeling nunca fue nacionalsocialista.

Joe Louis lo derrotó abrumadoramente (primer asalto) en la revancha dos años más tarde. Cuando Joe Louis estaba en la miseria y en silla de ruedas recibió un gran apoyo económico y moral de una organización y de un hombre: la Mafia y… Max Schmeling, que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y murió millonario con casi 100 años de edad.

En Estocolmo, capital de Suecia y a los 76 años de edad y 10 sufriendo Alzheimer, acaba de morir Ingemar Johansson, 50 años después de haber sido campeón mundial de los pesos pesados.

El Nacional

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