Opinión

Cápsulas

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El exitoso y popular alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, sugiere que una parte de la avenida Abraham Lincoln, de la avenida 27 de Febrero al Malecón, se llame Martin Luther King.

El laborioso y eficiente Roberto Salcedo, un triunfador en todo lo que ha hecho, busca así rendir homenaje al gran líder de los derechos civiles en los Estados Unidos, y ejemplo mundial; vil y cobardemente asesinado por la extrema derecha en 1968, cuando tenía apenas 39 años de edad.

Creo justo, acertado y muy humano que alguien, en este caso el Alcalde de la Capital de la República, proponga que una calle de la Ciudad Primada de América se honre llevando el nombre del ilustre prócer estadounidense.

La conciencia creada por el doctor Martin Luther King, la fe que llevó a los corazones de millones, la lección inmensa de sacrificio que ofreció al mundo, el trabajo filantrópico que brilló en su obra de bien y la necesidad de lucha por derechos que sembró en su país y con proyección internacional, merecen todo el reconocimiento de la humanidad agradecida.

La idea, la propuesta, la sugerencia, la intención, el deseo, la categoría de la declaración demuestra sensibilidad, justicia, empatía y obra de bien por parte de Roberto, una de las figuras públicas más populares de la historia política dominicana, sin olvidar que igual de maravillosa fue su obra en el arte y en los medios de comunicación. Ahora bien, yo quiero pedirle a mi viejo y apreciado amigo Roberto Salcedo, para quien trabajé en varios programas de TV hace ya unos 20 años, que sería mejor ubicar una calle completa para roturarla con el nombre del ilustre predicador, orador, abogado, intelectual y patriota USA.

Tomar una parte de la avenida Abraham Lincoln para que con ella se honre al doctor King, lo considero, repito, una idea que encierra un sentimiento de justicia y de dignidad, pero que no haría que la obra fuera completa.

Además, mi querido Roberto, cercenar la avenida que lleva el nombre del inmenso Abraham Lincoln no sería lo más adecuado. Así como una calle o una avenida completa debe ser consagrada a la memoria de Martin Luther King, lo mismo sucede con el manumitor de los esclavos, el libertador de los oprimidos, el patriarca de los desgraciados, el humanitario y humanista asesinado el 15 de abril de 1865 en el teatro Ford, mientras veía la obra “Our American Cousin”.

El nombre de Abraham Lincoln debe llevarlo, como lo lleva, toda la avenida, desde el Malecón hasta… el Cibao!

Cortando avenidas tenemos, además, situaciones que deben ser corregidas: el Malecón de Santo Domingo se llama avenida George Washington, avenida Presidente Caamaño, Paseo Presidente Billini, autopista 30 de mayo…

Algo parecido sucede con la avenida Winston Churchill, que también se llama avenida comandante Jiménez Moya, Paseo Hermanas Mirabal, y creo que algo más.

Aquí hay muchas calles largas que llevan nombres de flores, de ciudades de otros países que no lo merecen, de figuras funestas, nacionales y extranjeras, en fin, algo se puede hacer para hacer realidad el bello gesto del Alcalde Salcedo.

Y hasta me permito, amigo Roberto, hacer una sugerencia: que a la avenida Sarasota, una de las más largas del país y que nada significa ni para el pueblo dominicano ni para el mundo, lleve el nombre del doctor Martin Luther King.

El Nacional

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