Opinión

Cápsulas

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Dejando de lado las postalitas públicas, quiero hacerle una pregunta a Aureliano Buendía: ¿qué harías si los médicos te dicen que de no sacrificarse la criatura tu esposa morirá inevitablemente, o sea, que es un asunto de lamentablemente, dolorosamente, tristemente escoger entre una de las dos?

Y ahora quiero hacerle una pregunta, en el mismo orden de la primera, a Artemio Cruz: ¿Permitirías que tu esposa, joven, saludable y capaz de parir varias veces más muera porque hay un doloroso embarazo en el cual los médicos dicen que llegó la hora de decidirse por la madre o el feto? Claro, que la respuesta sea sincera, analizada, ponderada y libre, no así producto de una pose para fines de medios de comunicación.

¿Qué haría Philip Marlowe si tras una junta de ginecólogos y obstetras se determina, sin la menor sospecha de duda o vacilación, que hay que proceder a salvar la madre sobre la base de sacrificar a la pobre y desamparada criatura? Me va a decir él que fríamente, calculadamente, parsimoniosamente va a decidir que dejen morir a su compañera, madre de otros hijos de matrimonio y futura madre de otra camada?

Sin tener en cuenta asuntos religiosos (tan importantes) yo quiero preguntarle a Augusto Dupin si es cierto, sin cuentos bonitos de prensa, radio y TV, que él se decidiría, ante una situación como la ya descrita, permitiendo que la madre muriera?

¿Qué es más importante para ti, Palomino Carranza, tu esposa o una criatura que no ha nacido y que ojalá que nunca se hubiera presentado la necesidad de escoger? Dame una respuesta sincera, honesta, razonada y valiente, sin que medie la cobardía, el figureo, el qué dirán o lo que dijo perencejo.

¿Le puedo yo creer al detective Alatriste cuando dice que su moral teológica, su amor a Dios, su lealtad a la Iglesia, su obediencia religiosa etcétera, lo llevarían a sacrificar a la madre? Mentiroso, charlatán, simulador.

¿Qué haría el padre Tarquino Buenrostro si en verdad ama a la mujer que preñó ante la triste disyuntiva ya planteada, o sea, como cura seguiría la línea antiaborto obsesiva o permitiría que la mujer sobreviva?

¿Qué haría monseñor Estambul Dardamelo si su madre es violada y los médicos le dicen que tiene que escoger entre su progenitora y el no deseado?

Afortunadamente para el Papa Alejandro VI (Rodrigo Borja), no tuvo que escoger entre las madres del gran César, de la calumniada Lucrecia y del mediocre Giovanni, entre otros, porque en los partos nunca peligraron ni las mujeres ni los fetos.

Tampoco tuvo ese desgraciado problema, esa horrible disyuntiva, esa terrible decisión un jefe de la Iglesia Católica dominicana y presidente de la República (1880-1882) monseñor Fernando Arturo Meriño, fundador de varias familias ilustres de nuestro país.,

Tampoco creo que ese fuera el problema del padre Andrickson ni de monseñor Sanabia.

¿Qué haría usted, amigo lector, si el destino le pone en su camino que tiene que decidi rse por la madre o por una criatura que desde el úte ro ya se sabe descerebrada y q ue viene al mundo a padecer por poco tiempo porque también se sabe que inevitablemente va a morir? Responda con sinceridad, sin miedo, sin presiones, sin dogmatismos trasnochados.

¡Hipócritas!

El Nacional

La Voz de Todos