Opinión

Cápsulas

Cápsulas

¿Era Juan Emilio Bosch y Gaviño un hombre serio? Si, lo era. Pero… era serio don Juan porque no tenía casa propia? No, no era por eso. Nada más superficial.

¿Era Juan Emilio Bosch y Gaviño un político ejemplar? Si, lo era. Pero… era ejemplar don Juan porque no tenía carro propio? No, no era por eso. Nada más alejado de la realidad de la vida.

¿Era Juan Emilio Bosch y Gaviño un ser humano paradigmático? Si, lo era. Pero… ¿era paradigmático don Juan porque no tenía cuenta bancaria? No, no era por eso. Nada más tonto.

¿Era Juan Emilio Bosch y Gaviño un líder porque no exhibía lujosos trajes, corbatas bonitas y zapatos lustrados y de calidad? No, no era por eso. Don Juan no lucía esa ropa porque… no se la ponía. Así de sencillo. Y… a veces se la ponía y no por eso era ni mejor ni peor.

El hábito no hace al monje aunque lo distingue. Y para estar bien vestido, hasta con bastante lujo, no hay que ser corrupto. Los trajes, las corbatas, los zapatos, las medias, las correas, los buenos relojes, los buenos guillos, las buenas peladas y mejores afeitadas no necesariamente prueban que usted es corrupto… ni que lo es!

¿La falta de casa propia, de vehículo propio, de cuenta bancaria o de lo que sea en ese orden hacían de Juan Emilio Bosch y Gaviño un modelo de ser humano, de político, de líder, de padre, de esposo, de hijo, de hermano, de amigo, de compadre, de vecino, de compañero de tertulias, etcétera? Falso de toda falsedad! Ninguna, o todas juntas, de esas cosas hacían de don Juan un gran ciudadano. Ni lo hacen de nadie. Esas ventajas, esos beneficios, esos teneres no definen ni honestidad ni deshonestidad, ni decencia ni indecencia, ni seriedad ni charlatanería.

¿Se traiciona la memoria de un líder político, de un padre, de un amigo querido, de un ser maravilloso, de un familiar en sentido general, de un prócer, o lo que sea o el que sea, porque usted tiene carro propio, casa propia, cuenta bancaria, buen closet, buena marca hora en la muñeca, zapatos de marca, corbatas de calidad y todo lo demás de un buen vivir? ¡No!

Tener todo eso, y algo más, no lo hacen a usted un canalla, un traidor a sus discípulos, uno que olvidó enseñanzas y todo lo otro de esa línea de pensamiento, sino que usted progresó, trabajó, se superó, vive otro tiempo, le tocó otra época, etcétera.

Y no olvidemos que cuando se llega a cierto liderato se necesitan pocas cosas, porque todo se recibe, todo se tiene generado por ese mismo liderato, todos están dispuestos a darle todo a usted.

Un hombre de la categoría de Juan Emilio Bosch y Gaviño no necesitaba tener de nada porque… tenía todo lo que quería, y más si hubiese querido!

Un Balaguer, un Peña Gómez, un Juan Bosch, por citar apenas 3 de las figuras más influyentes y ya desaparecidas, no necesitaban casa propia, carro propio, cuenta bancaria, etcétera, porque los demás se disputaban el honor de proporcionárselo todo.

Eran hombres que si pagaban luz, teléfono, gas, agua, alquiler etcétera, era porque querían, no porque tenían que hacerlo ni porque les cortaban los suministros.

Entonces, dejen la demagogia, el populismo, la hipocresía, la simulación y hasta el resentimiento de estar poniendo a don Juan como bueno porque “no tenía nada”, ni a los demás como malos porque tienen bienes materiales.

Cuando se acerca el centenario del nacimiento de quien en vida me distinguía con su amistad, yo lo saludo y lo felicito por esa maravillosa obra literaria, ese liderato político inigualable y ese patriotismo ejemplar.

No por no haber tenido carro, casa, ni cuenta bancaria.

Lo primero es lo importante. Lo segundo, superficial y vacío.

El Nacional

La Voz de Todos