Opinión

“Carambola” de las potencias

“Carambola” de las potencias

Aunque no pretendo con este artículo hacer un abordaje sociológico de la sociedad, veo con preocupación que la mayoría de los dominicanos y dominicanas no están poniendo atención a los verdaderos problemas nacionales. Su atención y accionar está centrado, de manera inexplicable, en asuntos muy superficiales, coyunturales del momento, los que parecen ser inducidos por sectores poderosos que están al acecho para ver cómo avanzan en la aplicación de su agenda contra la nación dominicana .

No soy paranoico, Dios me libre, pero creo que ahora más que nunca sobre los cielos de esta media isla se ciernen planes no muy santos que podrían dar al traste con el avance institucional y democrático logrado hasta ahora debido a las luchas del pueblo dominicano. Esto merece una atención especial.

¿A qué me refiero?: Esos intereses poderosos (Canadá, Francia y Estados Unidos), a nivel internacional y grupos de malos dominicanos, a nivel local, tienen bien clara la agenda geopolítica que quieren desarrollar en la Isla Española. Están empujando para eso; se mueven en diferentes frentes e incorporan estrategias nuevas para ver cómo avanzan en su objetivo. Sin embargo, sectores económicos, políticos y sociales parecen no darse cuenta de lo que está en marcha.

Por ejemplo, el tema de la modificación constitucional para posibilitar la reelección presidencial, que tanto llama la atención y que mantiene en vilo a los peledeístas y el mundo político en general, es uno de los nuevos temas de agenda de los sectores poderosos arriba citados.

Esa pretendida modificación constitucional, puesta en boga en el debate nacional, constituye uno de los “ganchos” más grandes lanzados al pueblo dominicano y al Partido de la Liberación Dominicana por parte de esos sectores. ¿Por qué digo esto? Por lo siguiente: Si el PLD y el presidente Danilo Medina y sus colaboradores caen en el error de modificar la Constitución Dominicana, promulgada en el 2010, estarían cometiendo una torpeza del tamaño de la catedral de consecuencias impredecibles.

Lo dañino y catastrófico no sería la modificación “per sé” de la Constitución para incorporarle la figura de la reelección y repostular el presidente de turno, sino el espacio que se abre para otros ajustes, incorporaciones y sugerencias que podrían estar orientadas a la enajenación de la soberanía nacional, lo cual sería uno de los puntos en agenda de esos sectores.

Hay que recordar a los desmemoriados la sentencia de la Corte Interamericana de los Derecho Humanos (CIDH) que ordena a la República Dominicana modificar la su Constitución para otorgarle la nacionalidad a todos los que hayan nacido en territorio dominicano.

El Nacional

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