Con Punta Catalina se pretende cometer un crimen contra la salud y el medio ambiente. Además de los efectos negativos en el sistema respiratorio y cardiovascular de las personas, aumentará en más de 100 por ciento las emisiones de dióxido de carbono (CO2), responsable del llamado efecto invernadero. Aun se trate de plantas de última generación, todavía no se dispone de ninguna tecnología para la captura y disposición del CO2 por la combustión de carbón.
Un tercio de las emisiones de CO2, proviene de las plantas a carbón. Razón por la cual, la mayoría de los países están abandonando esta tecnología. Dentro del Acuerdo de París sobre cambio climático -que Danilo pretende irrespetar- se estipula que por cada tonelada de reducción de CO2 certificada, el país recibiría un bono, que puede canjear en el recién creado “Fondo Verde” lo que hace más competitiva la producción de energía limpia.
Solo el mentecato de Trump insiste en mantener el carbón, pese a que sus efectos sobre el cambio climático, son muy evidentes: aumento record de las temperaturas; derretimiento de las nieves en los polos; aumento de nivel del mar; y cambios en las precipitaciones; que afectan principalmente las islas tropicales. Entre los países a mayor riesgo, el nuestro ocupa la posición número ocho.
De acuerdo con estudios realizados en otros países concluyen que, aunque la producción de energía con carbón es un poco más barata, la inversión para mitigar el impacto en salud y medio ambiente hace que el costo de producción se triplique.
Con los precios actuales de los hidrocarburos y los altos costos de inversión en su construcción, las plantas a carbón dejaron de ser competitivas.
Resulta incomprensible que contrario a todas las recomendaciones técnicas, la nación continúe con un proyecto amañado, dañino, y perverso, que nos deja dependientes de esta tecnología por los próximos 25 años.
Necesitamos producir más energía eléctrica para librarnos de los odiosos apagones, pero apostemos por una energía limpia. Todavía estamos a tiempo de reconvertir Punta Catalina para producir con gas natural, que provoca un 68% menos de CO2 que el carbón.
