Opinión

Carencias y problemas

Carencias y problemas

Es cierto que el país ha avanzado a partir de la decapitación de la horrorosa tiranía trujillista en 1961, pero el progreso material logrado contrasta enormemente con las carencias y problemas que afrontamos los dominicanos.

Hemos recuperado las libertades perdidas, a costa de sangre y sacrificios, para permitimos la existencia de un libertinaje intolerable, a través del cual algunos segmentos de la población reclaman derechos sin cumplir deberes.

La República tiene excelentes condiciones orográficas para la construcción de presas de embalse de todo tipo. Sin embargo, los barrios periféricos de las grandes ciudades carecen de agua, porque no se tomaron a tiempo las previsiones para construir las obras hidráulicas requeridas cuando era posible y no se habían disparado los precios, como sucede ahora.

Se han destinado recursos millonarios para la educación, especialmente durante la actual administración del Presidente Danilo Medina, aunque no se ha iniciado un plan nacional de capacitación y captación de nuevos profesores, para lograr una enseñanza de calidad digna de una nación en desarrollo.

El déficit de viviendas permanece estático, no obstante la construcción de miles de apartamentos y casas unifamiliares, que en la gran mayoría de los casos no son accesibles a los desamparados, por el alto costo y la selectividad política que se hace con los beneficiarios.

Uno creía, ingenuamente, que la nueva etapa traería paz y tranquilidad a la familia dominicana, pero no ha sido así. Cada día la delincuencia crece a ritmos insospechados, a tal punto que ha llegado a penetrar a las instituciones que existen para combatirla. La inseguridad está a la orden del día.

La producción agrícola e industrial ha logrado importantes avances. El buey ha sido sustituido por modernas maquinarias para labrar y sembrar la tierra, pero continuamos importando productos agrícolas que se producen en el país, en perjuicio de los agricultores.

Esta situación se agrava cuando vamos a los mercados y comprobamos que todos los artículos agropecuarios han subido de precio, igual que los de manufactura industrial, debido a la existencia de variados impuestos, sumándose así el pesado fardo que llevan sobre si los consumidores.

Las prédicas sobre sentirnos orgullosos de nuestra soberanía han caído en el vacío, y hoy vemos cómo cada día crece la inmigración ilegal proveniente de nuestro vecino inmediato, estimulada por intromisiones extranjeras que piensan que la República Dominicana debe hacerse cargo de todos los problemas que padecen los habitantes de la porción occidental de la isla Española.

Uno a veces quisiera no tener que hablar de tantas carencias y problemas, pero eso sería un acto irresponsable al que jamás nos prestaríamos.

El Nacional

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