Opinión

Carta de Albert

Carta  de Albert

En esta triste y emotiva carta testamento como tributo a la amistad sincera y el honor, reproducimos parte de la carta del valiente general Juan María Albert, prócer de la separación, asesinado en El Seibo junto al héroe de Santomé y La Canela, general general Antonio Duvergé, por su la leal y amistad con este, hace 159 años.

Los hombres, mujeres y jóvenes de nuestro heroico y pundonoroso pueblo sureño y del país, deberían ponderar y asimilar los subterfugios, intrigas, abusos de poder y felonías de muchos de nuestros gobernantes, con pocas excepciones.

Cárcel en El Seibo, 10 de Abril de 1855: “Señora Juana Castillo, San Cristóbal: mi queridísima Juanita, a las tres de la tarde de hoy me han notificado la sentencia de muerte que me separará para siempre de tu lado y esta pena la debo a una denuncia que hizo de mí el general Pedro Florentino, en la cual me complica en los acontecimientos políticos actuales, los cuales ignoro, lo que ha sido suficiente para llevarme al patíbulo, pero yo lo perdono y perdónalo tú también, te lo suplico.

“Mañana a las tres de la tarde seré alma del purgatorio, y cuento con tus oraciones que es lo que yo deseo y lo que te debe a ti hacer más grato. Por la mañana haré todo los oficios de cristiano y me caso contigo, representada por tu hermana Dolores, para que ya que no tengo bienes de fortuna, si quieres te quede un nombre de honor y el título de viuda desgraciada”.

“Perdonadme hija mía si antes no lo hice por el extravío de mis pasos, pero Dios sabe mi intensión que es correspondido a tu cariño, perdóname mi vida y ruega por mi pobrecita alma para que no sufra las penas del purgatorio”.

“Yo te recomiendo a mi padrino, y estoy seguro que te iras a vivir con él, mucho que él te cuidara a ti y a tus hijos. Cuídamelos mucho, y acuérdales que su padre las quiere tanto, que más me hace sentir la muerte pobrecita que su padre por venir a buscar la vida se encontró con la muerte lejos de su familia y sin dejarle ningún patrimonio.”

“Con dolores te remito mi baúl con la ropa que traje, y te entregara dos doblones, uno de $ 10.00 y otro de 2.50 con cuatro pesos fuertes que saque de allá y en papeletas te entregara $ 45.00, que es todo el dinero que tengo, pues aquí mismo le pague a Manuel los $ 100.00”.

“También te entregará un caballo que compré en Bayaguana, Una mula que lleva Dolores es de Toñito Lluberes, cuando la procure se la entrega y le das gracias en mi nombre”.

“Dímele a José Chevalier y Pascual que como mis únicos amigos les encargo me hagan cantar una misa de difuntos por mi alma y que me perdonen en lo que les haya ofendido, que me le cante una misa a la virgen de la Altagracia un día sábado para que me franqueen la puerta del cielo. Ten presente los servicios de Ramón y dale toda mi ropa y procura tenerlos a tu lado, pues te será muy útil”.

“Alzo la pluma porque ya es tarde de la noche y debo dejar un momento para prepararme. Perdóname mi cielo, perdona a tu desgraciado esposo y sufre con paciencia para que vele por el cuidado de tus hijos que es lo que en el mundo te queda”.

“Si desde la eternidad se puede servir a los suyos, en la tierra cuenta con que yo te consolare en tu desamparo. ¡Adiós mi único bien mío, desde el sepulcro te doy el último adiós, tu muy fiel Albert!”.

El Nacional

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