La Ciudad Sanitaria

Señor director:

La Ciudad Sanitaria Luis E. Aybar, enclavada en el sector María Auxiliadora, de la capital dominicana, es objeto de una ambiciosa transformación, con la misma cantidad de centros especializados de salud y uno de imagenología, pero innovados, como son: Centro de quemados, de Gastroenterología, Neuro-oftalmológico y de trasplante, Materno/infantil, Salud Mental e Imagenología y el Morgan. Cuatro de ellos estarán alojados en los tres grandes edificios en construcción.

El diseño contempla 360 aparcados soterrados que enviarán al pasado la crisis de parqueos de casi dos décadas.

Atendiendo al diseño y a los ingenieros a cargo de la obra, esta será de la más alta calidad de construcción, y el equipamiento se compadecerá con lo más avanzado de la tecnología. Podrá competir con los más calificados centros de salud públicos y privados.

Tomando la palabra al presidente Medina, de que la inaugurará en julio de 2016, de los ingenieros del Ministerio de Salud Pública y del Consejo Directivo de la actual Ciudad Sanitaria, la comunidad está dando todo el apoyo a la consumación del proyecto. Tanto es así, que las voces disidentes son la excepción que confirma la regla. No obstante, la comunidad va engrasando su artillería por si al concluir la obra, surgiera cualquier iniciativa en perjuicio de los pobres.

El hospital Luis E. Aybar, Morgan, con 68 años de construido, justifica por si solo su reconstrucción adecuada a los nuevos tiempos, con una visión renovada y con sentido humano.

La aceleración de la obra con demolición del Morgan ahora, dicen los dirigentes barriales que beneficiaría a la comunidad, habida cuenta de que la rapidez acorta el periodo de dificultades que pudieran sufrir los usuarios, y acerca el inicio para usufructuarlo.

Actuales usuarios de los servicios del Morgan comentan visiblemente contentos que al concluir esta ampliación y reconstrucción, y se pongan al servicio de la comunidad nacional, será como un sueño hecho realidad a favor de los pobres, con una readecuación de 390 camas, cuyas salas serán de dos pacientes solamente, dejando atrás los almacenes de enfermos de hasta 16 personas en una sala, tal como ocurre en la mayoría de los hospitales públicos del país, porque las autoridades con poder de decisión se hacen olvidar que los pobres son gentes y son dignos merecedores de una atención humanizada, de calidad, responsable y oportuna, como manda la ley de Dios y la Constitución Dominicana.

Atentamente,

Lic. Santiago Martínez