Muerte recurrentes
Señor director:
Según especificó el periódico Hoy (09-10-2014) en un cuadro estadístico, las muertes en el Robert Reid Cabral son recurrentes desde el 2006 en adelante; por eso es inentendible que el presidente Danilo Medina no fuera informado de esa bestialidad en pleno siglo XXI, pues por razones obvias debería ser el más informado de las ocurrencias de un ministerio tan importante como el de Salud Pública. El quitó la cuota de recuperación a los hospitales y prometió aumentar la mesada, pero solo cumplió parcialmente e inició la debacle de los servicios, principalmente respecto a los insumos que casi siempre brillan por su ausencia.
Los comisionados para investigar las muertes recientes de 11 niños se merecen un Record Guinness, porque en brevísimo tiempo (dos días) entregaron el informe requerido por el gobierno, y fueron destutanados el Ministro de Salud y a la Directora del Robert Reid, los únicos sancionados por el “Drama Horrendo” de ese centro, que recibe a niños pobres de cualquier punto de la geografía nacional. Relevó al ministro su colega por partida doble, la doctora Altagracia Guzmán Marcelino (quien dirigía a Senasa) y a la directora la sustituyó el doctor José Miguel Ferreras, quien narró en un periódico, que se formó en el Robert Reid a principios de los 80 y que todos los jefes de servicios son sus amigos. Siendo así es una lástima que no pudiera ayudar a su colega Rosa Nieves a paliar los males, con lo que ahora él tendrá que lidiar y por supuesto resolver. La verdad es, que no sabemos dónde fue a parar la ética de que hacían gala los peledeistas ante de gobernarnos.
Esperamos que los sustitutos de los destituidos, entiendan que no es posible ser buenos gerentes sin dinero para resolver los problemas de la edificación, de insumos básicos, principalmente para los niños que por razones obvias son los pacientes más vulnerables del sistema de salud. No queremos ni remotamente pensar, que los médicos luego de encuerada la salud publica sigan haciendo lo que puedan y no lo que deberían hacer por falta de dinero. Quien tiene que aportarlo es el gobierno, del que dilapidan los funcionarios y ni hablar de los congresistas, sin lugar a duda los “representantes” más caro del mundo, viven en ricas mansiones, son los que mejor comen, tienen otros privilegios económicos y de ñapa son dadivosos con dinero que no es producto de su sudor. Y son tan caras duras que les importa un comino el rechazo que les genera su francachela sin límite con el erario.
Atentamente.
Lic. Teresa Gómez.
