Opinión

Cartas de los lectores

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Verdades y berrendos
En los últimos días, el escenario político de República Dominicana se ha convertido en una suerte de batalla entre un sólido movimiento verde, aún con sus variantes; y de otro lado el de los berrendos, muchos de los cuales se han movilizados económicamente debido a las incidencias de variopinto colores partidarios.

Resulta paradójico que estos últimos contrarresten el que en las marchas y movilizaciones de los verdes confluyan los representativos de otros partidos políticos que, cierto o no, definen como corruptos que contaminarían lo verdoso del movimiento que demanda el cese de la corrupción e impunidad generalizada.

Causa hilaridad el que, los anti-verdes, sean los mismos que se aliaron a sectores recalcitrantes que han depredado nuestros dineros luego de la asunción de un denominado Frente Patriótico que lo trastocó todo, y que surgió con una proclama racista que truncó las aspiraciones presidenciales del histórico líder, José Francisco Peña Gómez.

Muchos de los que hoy cuestionan las marchas verdes y otras manifestaciones, entre los que figuran políticos, comunicadores, periodistas y profesionales diversos, realmente disfrutan de cierto boato y comodidades que nunca soñaron tener, precisamente, porque el gobierno que dicen defender siempre ha apelado a políticas de bisagras. Y en esos sectores, ¡sí se ha comprobado que está el corrupto al pecho!
Los antagonistas de los verdes parecen entender que los únicos que tienen derecho a aliarse a cualquiera para mantenerse en el gobierno, son los dirigentes, adláteres, simpatizantes y miembros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Sin embargo, hay que precisar que la demanda del cese a la corrupción y a la impunidad, exclusivamente, no va dirigida al presidente Danilo Medina, y al gobierno de turno. Las demandas abarcan a todos los políticos.

Si algo no observan los berrendos, es que la corrupción en nuestro país es generalizada y que ciertamente ha sido fortalecida por el transfuguismo, cuyos protagonistas no sólo se inscriben en el sector político. Cuando hace varias décadas se incrementó la anomia que nos afecta con medidas aliancistas, gente que nunca obtuvo preeminencia como ente profesional, ocupó sitiales y disfrutó de confort y principalías, aún sin el perfil ni méritos requeridos.

Además habría que preguntarse si realmente en nuestra sociedad siempre ha habido lealtad política. De ahí que, es un contrasentido el que el movimiento verde sea cuestionado porque en sus acciones, presuntamente, participen gente no calificadas para ello.
Atentamente,
Fernando de León

El Nacional

La Voz de Todos