Opinión

Cartas de los lectores

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Arando en el desierto

Señor director:

Por más de una década, el periódico El Nacional, aplicando el sentido práctico de su epígrafe “La voz de todos” ha venido denunciado en frecuentes reportajes el caos, la suciedad y la arrabalización que reina en casi todos los barrios y sectores de la capital de la República. Con crudas imágenes en páginas enteras como las 4 y 5 d/f 07/01/18, y sencilla literatura, este vespertino llama la atención con críticas constructivas sobre el descuido y la vista gorda de la alcaldía del Distrito Nacional, el gobierno central y la Autoridad Metropolitana de Transporte, Amet. La capital de la República lleva décadas convertida en basurero, pocilga, y sus espacios públicos ocupados por los más variados tipos de negocios.
Miles y miles de usurpadores se han adueñado parcial o totalmente de las aceras hechas para la seguridad peatonal. Con inusitada destreza este vespertino ha graficado a las aludidas autoridades algunos puntos neurálgicos que afectan a la población, entre ellos: La emblemática Duarte con Paris; las calles de las importadoras tomadas con las aceras como local comercial; la Gómez con Ovando, los vehículos ocupan las aceras de la mitad de calles y avenidas como la 17, y cualquiera otra de la capital. Las aceras son de los ventorrillos, talleres, compra/ventas, motocicletas, importadoras, tarimas, casas comerciales, reparadoras de estufas y neveras, etc.

Este infierno capitalino lo completa el caos del tránsito y transporte vehicular, el terror de los motociclistas apoyados por Amet, los deliverys, más los vehículos pesados sin gobierno y otros. Este vespertino de circulación nacional, creíble, confiable y el más democrático de sus iguales, ha clamado en el desierto y arado en terreno infértil, pues las autoridades miran pero no ven, oyen pero no escuchan esta aberración mil veces denunciada por este diario.

El caso omiso de las autoridades a tan reiterada denuncia de El Nacional a nombre de los que no tienen voz, desanima a los denunciantes individuales que demandan cumplimiento y respeto de los representantes que elegimos para que nos dirijan. La alcaldía del Distrito Nacional, el gobierno central y Amet, juntos o separados, deben cumplir con sus funciones, poniendo sus oídos en el corazón de sus dirigidos, sin ignorarlos ni ponerlos a arar en el desierto.

Atentamente,
Lic. Santiago Martínez

El Nacional

La Voz de Todos