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Temas para distraer

Señor director:
La aspiración presidencial del nieto del dictador ha desatado un avispero en el país, pero la Ley 5880, del 3 de mayo de 1962, establece que no se puede ni alabar ni exaltar el trujillismo.

El señor Ramfis Domínguez Trujillo nació en Estados Unidos, por lo que posee la nacionalidad estadounidense. Y los dominicanos que adopten otra nacionalidad solo podrán aspirar a la presidencia y vicepresidencia de la República si renunciaren a la nacionalidad adquirida con diez años de anticipación a la elección y residieren en el país durante los diez años previos al cargo.

Por lo visto, la única posibilidad de que el nieto del asesino y dictador pueda ser candidato a la presidencia, es con una modificación de la constitución. ¿Quién auspiciará y abrirá las puertas cerradas para que Ramfis pueda ser candidato? En síntesis, Ramfis no será candidato presidencial, eso es solo un invento que ayuda a Danilo.

El tema de la inmigración haitiana fue el principal seleccionado para ser reintroducido y apuntalado y lograr con esto que se olvide la creciente lucha que se venía llevando a cabo contra la corrupción e impunidad, expresada principalmente contra la empresa Odebrecth acusada de sobornos, sobrevaluaciones y financiación ilegal de campaña.

Hoy los pseudos patriotas y nacionalistas pretenden parapetarse con un falso sentido de amor a la patria, que no es más que el peor de los sentimientos xenófobos; el racismo, que es una segregación o discriminación solo por el color de la piel.

Haití no tiene ni ejército ni fuerzas armadas, por lo cual, la mal llamada invasión es solo un mito y una leyenda urbana. Da mucha pena que hasta algunos “progresistas” se dejen embobar y se conviertan en tontos útiles de las élites políticas y económicas cuando arremeten contra los haitianos.

Las migraciones son tan viejas como la humanidad, y se emigra por razones económicas, laborales, políticas, de estudio, de amor, etc.

La única salida que presenta el Gobierno es deportar, mientras los guardias los dejan pasar de nuevo por una buena suma económica. El Gobierno nunca ha tomado en serio adoptar medidas reales que garanticen la seguridad de la frontera dominicana pues el mismo se beneficia del negocio y el desorden que impera allí.

Atentamente,

Gabriel Sánchez

El Nacional

La Voz de Todos